OPINION

La obligan a quitar el extractor porque el olor a tocino frito ofende a sus vecinos musulmanes

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Beverley Akciecek, de 49 años, abnegada cocinera y propietaria del "Snack Shack", un local donde sirven comida para llevar en Manchester, no se puede creer todavía la carta del Ayuntamiento donde la ordenan derribar su extractor de humos porque el olor del bacon y panceta a la plancha "ofende" a sus vecinos musulmanes.

Los inspectores municipales han actuado en contra de Beverley después de ser avisados por sus vecinos, que alegan que se están poniendo "físicamente enfermos" debido al "mal olor". La Sra. Akciecek y su esposo Cetin, de 50 años (él mismo un turco musulmán), tienen siete hijos y trabajan más de 50 horas a la semana para comprar, preparar y cocinar bocadillos calientes o fríos, así como otro tipo de comida para sus clientes.

Y qué mala suerte que los bocatas de bacon o panceta sean los que mejor le salen.

La pareja se hizo cargo del local de comida para llevar en 2007 y sustituyó la vieja campana extractora de humos existentes, que había estado allí durante seis años, por una nueva más moderna, del mismo tamaño y en la misma posición. Antes también había sido un local de comidas, “pero mucho más grande; trabajaban cinco cocineros y hacían el doble de comida que nosotros. Y nunca nadie se molestó”.

La pareja afirma que no tuvieron quejas sobre el local, que está abierto de 7.30 a 14:30 seis días a la semana, hasta alrededor de 18 meses después, cuando recibieron una carta de los servicios ambientales donde le decían que su vecino Graham Webb-Lee se había quejado por el olor. Aunque su campana extractora cumple con todas las licencias, el Ayuntamiento le obliga a quitarla porque es “inaceptable por razones de comodidad residencial ".

La Sra. Akciecek afirma que nunca han tenido problemas con los humos, porque todo está pre-cocinado, por lo que el olor no es tan fuerte como cuando se fríen alimentos frescos . “Es como vivir junto a alguien que se está cocinando un desayuno de domingo, pero no es constante, es sólo por la mañana”, dibuja con la paleta en la mano.

El Sr. Webb-Lee, el denunciante, se queja que sus amigos musulmanes se niegan a visitarle porque “no pueden soportar el olor a tocino". Ambos tuvieron un careo frente a los técnicos municipales y la cocinera fue increpada por el vecino alegando que su hija había desarrollado un trastorno de la alimentación y que el mal olor estaba haciendo que incluso su ropa huela y que todos le huyan.

"Los concejales estaban de acuerdo con él sin siquiera preguntarme lo que pensaba. Era como si no estuviera allí. Tengo clientes musulmanes que vienen a diario a por bocadillos de beicon y no les molesta. Incluso a mi marido y a sus amigos, que no comen tocino, no les molesta el olor”, afirma la cocinera, que piensa apelar la resolución.

Aunque el consistorio lo tiene claro: "nos aseguraremos que los servicios municipales cumplan con esta decisión y eliminen la campana extractora”.

Vía reddit

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