OPINION

“Así te ves tú, así te ve tu marido”

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¡Ay, los 35 años! En bendito siglo XXI seguimos siendo jóvenes y jóvenas, pero hace cuatro décadas a las mujeres se les llamaba ya señoras y, lo que es peor, se las trataba como tales. Las ilustraciones y fotos que acompañan este post están extraídas de un libro, en apariencia protofeminista, titulado “Tú, esa desconocida” (Círculo de lectores, 1974) y lleva a cabo un ejercicio demoledor para la autoimagen de esa mujer que avanza en la vida pero su encanto no es necesariamente el de ayer.

A ojos de los demás, la mujer de mediana edad se ve como una Victoria Vera de melena rojiza, labios carnosos y sonrisa seductora (imagen de la izquierda). Sin embargo, su marido la ve “más vieja de lo que es en realidad” y “la edad se refleja en sus ojos” (derecha), aunque, nos permitimos añadir, con un peinado mucho más actual, más de este siglo, en la línea de una Enma Suárez en un despertar regulero.

El volumen, coordinado por un tal John Mason, lanza una severa reprimenda a esa mujer lasciva y exhibicionista de la primera ilustración:

“Es agradable gustar y que nos admiren. Pero hay un límite que determina hasta qué punto debemos esforzarnos para conseguir una opinión ajena favorable. A fin de cuentas lo más importante es tu propio respeto por ti misma”.

En las otras dos recreaciones, la ficticia mujer elegida como muestra sale aún peor parada: además de estar muy seria, en el primero de sus avatares “piensa que sigue siendo igual que cuando tenía 22 años”, lo que tal vez explique sus pendientes de aro. La imagen “real”, la que nos devuelve la cámara, es probablemente la más aterradora de todas: la pobre mujer tiene ahora un “cierto aire de inhibición”, según el libro, aunque yo casi diría más de sometimiento a saber qué monstruoso marido.

Y así te ven los demás…

Ya sabemos cómo te ves tú (con buenos ojos) y cómo te ve tu marido (con legañas). Ahora queda saber cómo te ve el resto. En este caso, el editor ha escogido el formato pase de modelos. Así, su novio la ve “con aire gitano y colores brillantes” (arriba). Una amiga, “como amante de la libertad” (abajo), de ahí que lleve pantalones. Por su parte, su hermano (derecha) la ve “como una persona sofisticada de ciudad”, por eso va vestida como de azafata de Spantax.

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