OPINION

Un conductor “estúpido” condujo 700 metros sobre un río helado antes de hundirse

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Un enigmático logo de Mitsubishi apareció durante la inmersión.

Un joven inglés, esta vez sereno, pensó que sería una buena idea conducir sobre el cauce helado del Canal Union en Edimburgo. Acompañado de su sobrino y del perro de éste, Andrew Nisbet logró circular durante unos 700 metros con su Peugeot 406 antes de que sucediera lo inevitable: en un lugar donde el hielo era más frágil el coche la superficie cedió y el coche empezó a sumergirse lentamente. Tan lentamente que los tres pasajeros –el can y los dos humanos- lograron salir indemnes del absurdo accidente.

El calificativo de “estúpido” no es nuestro ni del juez, sino del propio abogado de Nisbet, que acaba de ser sentenciado por un tribunal escocés por su imprudente acción. Otros epítetos dedicados al acusado fueron “loco”, por parte de la policía, y “posiblemente tarado”, por un bombero. Nisbet ha sido sentenciado a 200 horas de servicios comunitarios y 21.000 euros por el coste del rescate del coche, para el que hubo que recurrir a equipamiento especial.

El abogado defensor del condenado, cuya licencia de conducir ya fue retirada por 15 meses el pasado mes de septiembre por conducir sin seguro, realizó durante el juicio esta flemática descripción del accidente:

“El señor Nisbet nunca ha tratado de ocultar su culpabilidad en este asunto. Mi defendido y su amigo sintió curiosidad y, dada la novedad del tiempo quisieron comprobar cuán profunda era la capa de hielo, de modo que saltaron sobre la superficie varias veces. Quisieron probarlo con más afán, así que se metieron con el coche en el canal.

Condujeron cuestión de una milla, manteniéndose a flote con éxito durante cierto tiempo hasta que alcanzaron una zona cerca del puente donde el agua no estaba congelada, lo que provocó que el vehículo iniciara un lento descenso con el morro por delante en las aguas gélidas.

Dada la lenta velocidad de la inmersión, el señor Nisbet y su amigo decidieron salir y abandonar el vehículo, que quedó sumergido, aunque no en su totalidad. No fue tan dramático como podría pensarse”.

Por su parte, el acusado, que llegó a dar giros sobre el hielo tirando de freno de mano, sostuvo en el juicio que estaba convencido de que el hielo aguantaría el peso del coche:

“Debimos conducir a 50 por hora antes de darnos cuenta de que las ruedas empezaron a sumergirse. En aquel momento -concluyó- parecía una buena idea”.

Visto en Stv.

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