OPINION

Placas hackeadas de calles de Lavapiés

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Desde hace varios meses las calles Embajadores, Sombrerete, Ministriles, Cabeza y Rodas, en el castizo barrio de Lavapiés, tienen dos placas bien diferentes: una, la que pone el ayuntamiento, con reminiscencias históricas y estética decimonónica, y otra la que colocan los artistas del barrio, que muestran una imagen más actual y, por tanto, destartalada de las calles que nombra, imitando el formato de las oficiales: un mural de 9 o 12 baldosines.

Resulta curioso que el ayuntamiento no ha retirado las placas hackeadas, algo poco común en una ciudad muy reacia a dejar que sus habitantes se expresen fuera del discurso oficial. Del motivo de esta inusual tolerancia me enteré en Escrito en la Pared, referente imprescindible del arte urbano en Madrid: en realidad este hackeo es un proyecto de la artista Diana Larrea, que cuenta con la aquiescencia del concurso de Artistas Visuales Asociados de Madrid (AVAM) y, por tanto, está tolerado por el gobierno local: es arte, no vandalismo.

El proyecto “Calles distinguidas”, de Diana Larrea consiste, según sus propias palabras en

“ (…)realizar una sutil intervención urbana en el madrileño barrio de Lavapiés con el propósito de señalar ante los viandantes el indudable estado de abandono que padece esta zona del centro de la capital. Basado en un elemento decorativo ya existente como son las placas de azulejos que denominan las calles del centro de Madrid, el proyecto consiste en producir e instalar en algunas calles de Lavapiés unas nuevas placas elaboradas por la artista que pongan en evidencia el actual aspecto de desamparo que sufren tantos edificios del barrio. De esta manera, se pretende destacar la indiferencia con que las autoridades municipales se ocupan de este enclave histórico”.

La mayoría de las placas “alternativas” ofrecen una visión fotorrealista de la calle en cuestión, convirtiéndose en una suerte de fractales, como señalaba Toño Fraguas en referencia a la calle Cabeza. La placa fake de la calle Embajadores muestra el ruinoso edificio sobre el que está ubicado, con su letrero de farmacia y todo.

Entre las calles hackeadas está la disputada plaza de Xosé Tarrío, en realidad un pequeño ensanchamiento de la calle Ministriles que los anarquistas renombraron en recuerdo de un mártir del movimiento, fallecido en la cárcel en 2005. La rudimentaria placa falsa a José Xarrío fue colocada el año pasado en la placita de Ministriles y, desde entonces, se la disputan los funcionarios del ayuntamiento, empeñados en que aquello es Ministriles, y los anarquistas de la vecina CNT, que colocan una pegatina con el nombre de Xosé Tarrío. Ahora se suman a la pugna las huestes de Diana Larrea, que optan por un simpático motivo graffitero, mucho más ilustrativo del momento  presente que los monosabios que lucen en la placa oficial.

Añado una imagen del cartel del loquero en la calle Cabeza, que tiene chiste la cosa.

Visto en Cotidianas Laura y Escrito en la Pared (I, II y III). Las fotos con marquito negro las cogí de su página.

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