Se desarmó el belén. Ayer dábamos cuenta de una serie de accidentes de índole navideño, pero palidecen comparadas con este bizarro accidente, digno de nuestro añorado “Vídeos de primera” (nota para la muchachada de la generación YouTube: programa de tortazos caseros en el que el público enviaba (¡gratis por Seur!) sus cintas VHS y Beta y luego se emitían en prime time, para solaz de la audiencia. Dicen los demógrafos que la pirámide de población española todavía tiene una muesca por los niños difuntos en la grabación de accidentes caseros -preparados por los padres- con el oscuro objeto ganar un millón de pesetas).
No hubo que lamentar desgracias personales, más allá del susto.
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