OPINION

Glasgow, 1980: Estalla la guerra de los carritos del helado

guerra helados glasgow
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“Que te han pillao, que te han pillao, con el carrito del helao”.

Popular.

Los hombres han (hemos) guerreado por casi todo a lo largo de la historia. Ha habido guerras que empezaron por un partido de fútbol, por una raja de sandía y, cómo no, por una mujer. En el verano de 1980 empezó una guerra de baja intensidad y alta mortalidad entre los propietarios rivales de los carritos de helados de Glasgow. Tal vez parezca excesivo llamar “guerra” a esta escaramuza pero lo cierto es que seis personas perdieron la vida durante los enfrentamientos de los iracundos heladeros (que eran algo más que eso, como veremos).

Varios grupos de heladeros rivales iniciaron una feroz lucha por el territorio, que incluía disparar a los puestos enemigos con armas de fuego y quemar sus carritos. La violencia desatada entre los heladeros parece desproporcionada para un gremio tan soft como un Frigopié, pero resulta que esos carritos llevaban algo más en sus neveras: muchos de los heladeros utilizaban como tapadera la inocua actividad de la venta de polos para trapichear con drogas y productos robados en sus rutas.

El cénit de la violencia en la Guerra de los Helados llegó en 1984, cuando el joven de 18 años Andrew Doyle -más conocido como “El Gordi” (es lo que tiene trabajar rodeado de dulces tentaciones)- que trabajaba para la empresa Marchetti, se negó a distribuir drogas en su carrito. Los miembros del clan rival iniciaron un hostigamiento del joven, que incluyó una ráfaga de disparos que destrozó el cristal de su puesto heladero.

Días después unos desconocidos pendieron fuego al apartamento de la familia Doyle, en el que aquella noche dormía la familia y tres invitados. Seis personas murieron en el incendio.

La matanza y sus bizarros orígenes indignó a los vecinos de Glasgow, hartos de la violencia en sus calles. La policía logró detener a cuatro sospechosos del crimen, iniciándose uno de los procesos judiciales más prolongados de la historia escocesa. En palabras de uno de los abogados defensores, “20 años de huelgas de hambre, condenas de prisión, manifestaciones, presión política, aislamientos en prisión, palizas y batalla legal tras batalla legal”.

Los dos condenados se clamaron por su inocencia desde su detención y todo indica que fueron los cabezas de turco de la indignación popular, convirtiéndose en “los dos de Glasgow”. Los acusados lograron recuperar su libertad en 2004.

Visto en Wikipedia. Imagen del Flickr de Dinnovation.

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