OPINION

Demanda a una farmacéutica porque un medicamento le convirtió en ludópata, ladrón y adicto al sexo gay

Didier1
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Un tribunal francés será el encargado de establecer si es necesaria una indemnización por daños y perjuicios para Didier Jambart, un hombre de 47 años cuyo comportamiento cambió radicalmente desde que en 2003 empezara a tomar un medicamento contra el Parkinson de la multinacional farmacéutica británica GlaxoSmithKline.

Didier, casado y padre de dos niños, afirma que nada más comenzar a medicarse se hizo adicto a los juegos de azar en Internet, perdió todos los ahorros de la familia y tuvo que empezar a robar las tarjetas de crédito de amigos y compañeros para alimentar su hábito. También le produjo una hipersexualidad que le convirtió en adicto compulsivo al sexo gay, comenzando a exponerse en Internet y a realizar prácticas de travestismo público.

Sus encuentros de alto riesgo le llevaron a ser violado, afirman sus abogados, que han demandado a la farmacéutica por 450.000 €. El comportamiento se detuvo cuando dejó de tomar los medicamentos en 2005, pero para entonces su vida se había degradado tanto que perdió su trabajo en el Ministerio de Defensa y se había intentado suicidar hasta en 3 ocasiones. Desde entonces sufre de traumas psicológicos derivados.

El demandante solicita la cantidad a GlaxoSmithKline en concepto de daños y perjuicios, al que acusa de vender un medicamento "defectuoso". Y también a su neurólogo, que no le informó adecuadamente acerca de los efectos secundarios.

El medicamento se llama ReQuip y nació para “revolucionar el tratamiento del mal de Parkinson en pacientes que se encuentran en las primeras etapas de la enfermedad”, según Glaxo. Sin embargo, y según los abogados, se conoce desde hace años por tener efectos asociados no deseados, pero sólo empezó a aparecer una advertencia en su prospecto a partir de 2006, época en la que Didier ya había subido al cielo y bajado al infierno de su conversión viciosa.

El caso está siendo estudiado de cerca por otros abogados que representan a enfermos de Parkinson en el Reino Unido, EE.UU. y Canadá. Al igual que Jambart, alegan que se les proporcionó una información mínima sobre los “preocupantes efectos secundarios”, unos efectos que se calcula que ocurren hasta en un 15 por ciento de los que tomaron los medicamentos.

“Se de ejemplos terribles aquí en Francia, incluyendo a alguien que conocí en prisión como resultado mi ludopatía. Y de mujeres que terminaron prostituyéndose en clubs de carretera debido a sus obsesiones sexuales. Uno de ellos llegó a acumular 130.000 €, tras robar a su familia, amigos y vecinos para financiar su vicio. Yo Incluso llegó a vender los juguetes pertenecientes a mis dos hijos pequeños”, afirma Didier al Nantes Maville.

El ReQuip es un agonista de la dopamina, una sustancia que realiza una acción similar a la de la dopamina en las neuronas al actuar sobre lo mismos receptores que ésta estimula. "Tan pronto como lo vimos supimos inmediatamente que se trataba del agonista de la dopamina", afirma Philippe Damier, jefe del departamento de neurología en el hospital CHU de Nantes. A Jambart se le dio un medicamento diferente y desaparecieron sus trastornos de inmediato. "Sin ese cambio, el paciente habría muerto o acabado en la cárcel”.

El mes pasado, dos enfermos de Parkinson pusieron otras dos demandas de indemnización en Gran Bretaña tras afirmar haberse convertido en adictos a los juegos de azar después de haber sido tratados con Mirapexin, otro medicamento parecido pero de la farmacéutica Boehringer-Ingelheim.

GlaxoSmithKline no ha querido contestar a las acusaciones y da la callada por respuesta.

Vía Nantes Maville

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