Neuville-en-Ferrain es una población del norte de Francia que no teme a la crisis. Prueba de ello es la reciente decisión aprobada por el consistorio de destinar 900 € del presupuesto anual para comprar un nuevo busto de Marianne, la encarnación femenina con gorrito de la República Francesa.
El antiguo había provocado toda clase de comentarios entre los ciudadanos por el tamaño supuestamente demasiado grande de sus pechos. Y eso que llevaba más de dos años instalado. Al parecer, las críticas que han colmado el vaso procedían de varias jóvenes que se casaron en el ayuntamiento, que al hacerse las fotos de boda junto al busto no salían demasiado bien paradas con la comparación.
El alcalde de esta localidad de 10.000 habitantes cerca de Lille, Gerard Cordón, convenció a los concejales para aprobar una partida presupuestaria para comprar un busto de reemplazo “más convencional” y basado en la escultural modelo francesa Laetitia Casta, a cuyos pechos están más acostumbrados los ciudadanos franceses.
La artista que hizo el busto rechazado es también una mujer, la escultora Catherine Lamacque, y afirma que ella le dotó de ese pecho descomunal deliberadamente, “para simbolizar la generosidad de la República".
El ayuntamiento compró la estatua de terracota en el 2007 por 1.400 euros y ha estado más de dos años bajo las narices del alcalde, una obra que “elegió de entre otros muchos candidatos, incluso me dio el Ok antes de que la metiera en el horno”, clama la artista vilipendiada, que ahora no entiende la decisión.
Y más cuando ojea la enciclopedia del arte. Los autores a lo largo de la historia han representado a Marianne como una mujer voluptuosa en curvas, como en el famoso cuadro de Delacroix "La libertad guiando al pueblo", que la muestra con su pecho desnudo y sosteniendo la bandera francesa en alto.
Honoré Daumier llegó más lejos en talla de sujetador cuando pintó "La República", que muestra a Marianne como una orgullosa madre de sus pechos, que amamanta a dos tragones niños pequeños conocidos por Rómulo y Remo.
Y es que los pechos de Marianne, ya sean totalmente expuestos o parcialmente cubiertos, siempre se han considerado como un símbolo de la maternidad y la abundancia, ideales para comunicar la (supuestamente) naturaleza generosa del republicanismo.
Vía (con vídeo): Sudouest.fr
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