OPINION

Los indonesios se lanzan a las vías del tren en busca de la terapia eléctrica

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Las personas que aparecen en la foto no son de una secta que busca un suicidio colectivo por la vía rápida. Ni siquiera son personas ociosas que no han encontrado mejor lugar para tirarse a la bartola. Son indonesios preocupados por su salud.

En España gozamos de un sistema sanitario en general eficiente y de calidad. Sin embargo existen países, sobre todo los menos desarrollados, donde el acceso a la salud es mucho más caro y restringido.

Es el caso de Indonesia. Este país del sureste asiático destina únicamente el 2,5% de su P.I.B a cubrir las necesidades sanitarias de sus ciudadanos (España el 9,7%), con lo que cerca de la mitad de la población más pobre carece de atención sanitaria.

Por eso la desesperación de estos más de 60 millones de personas (Indonesia es el cuarto país mas poblado del mundo) desamparadas termina provocando la aparición de remedios caseros, en muchos casos peligrosos.

En la estación ferroviaria de Cengkaren, situada en la periferia de la ciudad de Rawa Buaya, acuden cada día decenas de personas para lanzarse a las vías. No buscan una muerte rápida; se agarran a los raíles para que la corriente eléctrica que corre por ellas tras el paso de los trenes cure sus enfermedades. Es lo que se ha dado por conocer como la “terapia del tren”.

Aunque los funcionarios de la estación tratan todas las mañanas de advertir a los maltrechos de los peligros de tumbarse sobre las vías, nadie parece prestarles atención. Reumatismo, escoliosis, diabetes, insomnio... Da igual. El bulo sobre los poderes curativos de la electricidad hace que muchos ingenuos se acerquen con la esperanza de curar hasta el cáncer.

Hay los que incluso acuden a diario a la estación, inconscientes de que la exposición prolongada a una corriente eléctrica puede provocarles mayores males que supuestos beneficios, como trastornos nerviosos, cardiovasculares o sensoriales. Eso, sin tener en cuenta la posibilidad de que un inesperado convoy finalice permanentemente el tratamiento.

No es ni mucho menos el único bulo milagroso que está adquiriendo gran popularidad por las regiones más pobres de toda Asia. Existen otras prácticas como el 'kerokan', que consiste en frotar monedas contra la espalda, o la ingesta de pociones 'mágicas' para curar las más variadas lesiones.

Pese a que las autoridades ya han advertido repetidamente que la corriente eléctrica no es ningún tipo de terapia curativa, la policía asiste impasible al espectáculo de enfermos tirados en las vías, cada mañana, en la estación de CengKaren.

Fuente: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, photoblog.msnbc.msn.com, caracoltv.com

Imágenes: photoblog.msnbc.msn.com

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