Una de las muchas cosas que nos ha enseñado "Pulp Fiction" es que si a uno le da por esnifar drogas muy duras de sopetón, hará falta más que un Vincent Vega con una jeringa apuntando al corazón para salvarte.
Por eso, en la lista de qué hacer cuando te encuentras un kilo de cocaína así, de repente, la primera opción debería ser la de no metértela. Ni un poquito para probar el material.
Desafortunadamente, Thomas Swindal, un norteamericano de 53 años, tenía esta opción entre las últimas. Thomas había salido a pescar con su hermano frente a las costa de Marathon (Palm Beach) cuando se encontraron con algo flotando en el agua, que rápidamente identificaron como un paquete de cocaína.
El hermano dijo a la policía que Thomas decidió cogerlo para subirlo a bordo y que, cuando volvió a mirar un poco más tarde, este ya había abierto el paquete y se estaba esnifando el polvo.
Alrededor de 90 minutos más tarde, Thomas comenzó a correr alrededor del barco como un loco, lanzando su teléfono móvil y la radio al agua; y luego empezó cambiar la velocidad de la embarcación al azar y a hacer maniobras peligrosas.
Su hermano, viendo la virulencia que tomaba el asunto, decidió arrojar todos los objetos cortantes y el paquete con el misterioso polvo al mar, antes de señalizar su posición a los servicios de guardacostas para que fueran a rescatarles. Thomas Swindal fue trasladado a un hospital de Miami y murió al día siguiente.
La policía cree que el paquete podría contener cocaína muy pura, pero están a la espera de los resultados de la autopsia para confirmarlo.
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