OPINION

Una mujer es adicta a chupar con el dedo las cenizas de su marido

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La falta de un ser querido nunca es fácil. Pero cuando la norteamericana Casie perdió a su marido, Shawn, de un ataque repentino de asma, nunca imaginó que su proceso de duelo estuviera tan relacionado con el polvo. Porque Casie ha terminado comiéndose las cenizas de su marido incinerado como una forma de consuelo que no puede reprimir.

Uno no termina arrebañando con el dedo una urna funeraria así como así. Cuando la pareja se conoció en 2008, ambos creían haber encontrado a la persona de su vida. Pero dos años después Shawn murió de un repentino ataque de asma y Casie entró en una profunda depresión.

Al principio, el duelo tomó la forma de llevar la urna con las cenizas donde quiera que ella iba, incluyendo tiendas, cines y restaurantes. También al supermercado, donde Casie compraba las cosas que le gustaban a Shawn mientras le llevaba en el carrito.

Las cosas pronto se fue hacia un extremo cuando un día, con tanto traqueteo e ir de aquí para allá, algunas de las cenizas de su marido se derramaron en su mano por accidente. Fue entonces la primera vez que se lamió el dedo. Y le gustó.

Bueno, en realidad no le gustó, ya que afirma que las cenizas saben a "huevos podridos, arena y papel de lija", una extraña combinación que ella a "aprendido a amar”, desarrollando un gusto por el polvo de la muerte que le ha llevado a comerse, desde entonces, al menos medio kilo de su marido a chupaditas.

Aunque muchas personas encuentran esta extraña adicción cuando menos chocante -seguro que incluyendo a su familia política, que no sabe que se está lamiendo lentamente a su esposo - el verdadero peligro no es convertirse en un paria social, sino que las cenizas contienen productos químicos que podrían inducir a la psicosis cuando se ingieren, como el líquido de embalsamar, una droga que incluso algunos jóvenes llegan a conseguir asaltando funerarias.

La historia de Casei constituye el final de la temporada de este año del programa de TV norteamericano “Mi extraña Adicción”. Durante el episodio, Casie fue a ver a un terapeuta que no logró convencerla de que dejara este vicio; incluso en varias ocasiones amenazó con suicidarse si le prohibían chupar las cenizas de su marido.

Al final, Casie fue internada en un centro de atención hospitalaria a donde no se le permitió llevar las cenizas. Se encuentra bajo vigilancia las 24 horas del día.

La historia en Vídeo, aquí

Vía Jezebel

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