OPINION

Top 5: los matrimonios más estrambóticos

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¿Recuerdan a Edward Smith? Ahora quiere casarse con un helicóptero.

Si eres seguidor de series de televisión españolas, seguro que ya estás acostumbrado a contemplar asuntos sentimentales un tanto enrevesados: celos, traiciones, todos liándose con todos, cuernos de… todo tipo.

Dejando aparte el panorama televisivo nacional, y si creías que estas poco inusuales uniones sólo se dan en la caja tonta, te demostramos, una vez más, que la realidad supera de nuevo y siempre a la ficción.

Para vosotros, el Top 5 de las uniones más estrambóticas, parejas vestidas de blanco que dejarían patidifusos a cualquier juez de paz.

1. Se casó con una cobra

Bimbala Das, de 30 años, ponía leche todos los días en la entrada del nido de una cobra en la región de Atala, India. El reptil, agradecido, salía cada día a tomar la pequeña ofrenda. Evidentemente, surgió el amor.

Al pueblo entero le entusiasmó la idea de la boda. La cobra es la representación del dios Shiva, por lo que un casamiento aseguraría la fortuna y prosperidad a la zona. La ceremonia se celebró en presencia de unas 2.000 personas. Todo salió a pedir de boca, aunque el novio no se presentó y tuvo que ser sustituido por una estatuilla de latón.

Desde entonces, Bimbala vive en una pequeña choza, feliz, junto al nido de su esposo, al que ve de Pascuas a Ramos.

2. Se casó con una almohada

Las dakimakura son un tipo de almohadas muy populares en Corea del Sur, cuyo nombre viene a significar algo así como “almohada abrazable”. Tienen el tamaño de una persona normal, y un dibujo impreso de algún personaje de manga (sí, el 99,999% femeninos y con grandes senos). Los coreanos pueden encargar a su personaje favorito de ficción para que les acompañe en las frías noches de soledad en el lecho conyugal.

Lo que no avisaba en ninguna etiqueta es que su uso prolongado puede provocar elevados grados de apego entre almohada y usuario. Un adolescente coreano llevó más allá del cariño la admiración que sentía por su dakimakura que decidió casarse con ella.

La afortunada es Fate Testarrosa, un personaje de la serie ‘Magical Girl Lyrical Nanoha’. El anónimo surcoreano juró sus votos en un programa de televisión ante el impresionado público y se dejó filmar mientras llevaba a su esposa a un parque de atracciones y le invitaba a cenar. Por suerte, las cámaras no llegaron a entrar en la habitación por si encontraban imágenes más allá del razonamiento humano.

3. Se casó con una muerta de tuberculosis

Carl Tanzler fue un radiologista alemán que ejercía sus artes en el Hospital Marine, en Cayo Hueso, Florida, cuando conoció a María Elena Milagro-Hoyos. Esta joven cubana de 21 años fue diagnosticada de tuberculosis, y pese a todos los esfuerzos del buen doctor Tanzler (que ya había caído locamente enamorado de ella), falleció.

La historia no acabó aquí. Carl Tanzler construyó un mausoleo para la difunta, del que extrajo el cuerpo tiempo después. Unió los huesos con alambre, sustituyó la piel por telas empapadas en yeso y rellenó las cuencas oculares con ojos de cristal. Para mantener la apariencia de un cuerpo humano, también rellenó su interior con trapos.

Vivió con la nueva María Elena durante 7 años, hasta que la hermana de la novia, alertada por los rumores, acabó desenmascarando a la feliz pareja. Tanzler no pudo ser juzgado, ya que los delitos de los que se le acusaba habían prescrito hacía tiempo. Se mudó a otra parte de Florida, donde construyó una efigie de Elena a tamaño real. Murió 12 años después, sólo, abrazado a su efigie.

4. Se casó con la Torre Eiffel

Erica La Tour Eiffel, ex soldado estadounidense residente en San Francisco, no tiene ni padre, ni ningún otro ascendiente directo francés. Le debe su apellido a su esposo, que sí es gabacho. Es fuerte, macizo, silencioso y mide 330 metros: es la Torre Eiffel.

Erika, que sufrió numerosos abusos sexuales durante su infancia, padece una rara enfermedad llamada ‘objectum sexual’ asociada a mujeres que han sufrido este tipo de traumas. La enfermedad ocasiona que se enamore de objetos inanimados.

No es la primera vez que tiene un noviazgo con un objeto. Anteriormente Erica coqueteaba con Lance, un arco, con el que llegó a convertirse en campeona del mundo.

Según los expertos, este trastorno se produce por el miedo de estas mujeres a la vulnerabilidad de una relación. Eligen sólidas construcciones, símbolos de fuerza para huir de ese sentimiento.

Por el momento Erika parece contenta con esta nueva unión. Esperemos que tenga mejor suerte que con el pobre Lance y no se rompan las tensas cuerdas del amor.

5. Se casó consigo mismo

El amor hacia uno mismo es algo digno de valorar, hasta ciertos extremos. Liu Ye, de 39 años y oriundo de Zhuhai, China, rompió cualquier esquema cuando decidió formalizar oficialmente su desbocado cariño por sí mismo.

Se casó delante de 100 invitados con una figura de cartón a tamaño natural de sí mismo vestido de una novia.

Liu dijo casarse consigo para expresar “mi insatisfacción con la realidad”. También reconoció ser un poco narcisista, ¡qué va!

Fuentes e imágenes: asiaone.com , planetacurioso.com, laflecha.net, telecinco.es, blogodisea.com, nydailynews.com

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