OPINION

Un hombre envía 4.800 botellas con mensaje al mar y recibe 3.000 respuestas de todo el mundo

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Harold Hackett es un tipo corriente, con mucho tiempo libre. Este pescador canadiense de 59 primaveras afincado en la isla de Prince Edward lleva 15 años lanzando al mar botellas de zumo con un mensaje dentro.

Comenzó en mayo de 1995, cuando probó suerte con una botella en cuyo interior sólo había un papel escrito con su nombre, su dirección y una frase que decía: “a quien quiera que lo encuentre, por favor, escríbeme de vuelta”. Ese mismo invierno recibió su primera carta desde las Islas de la Magdalena, a tan sólo 280 kilómetros de su hogar. El año siguiente se animó a enviar 250 botellas más. Desde entonces, Hackett ha enviado ya 4871 misivas al océano, de las que ha recibido 3100 respuestas procedentes de todo el globo. ¿Quién dijo que Facebook fue una idea innovadora?

“Me encanta hacerlo como en la vieja escuela” dice el bueno de Harold, “no creo que pare hasta que se me cierren los ojos para siempre”. Su peculiar hobby ya le ha convertido en una leyenda local, amén de todas las personas a las que está conociendo a lo largo del mundo. Ha recibido respuestas desde Rusia, Inglaterra, Irlanda, Estados Unidos, Islandia, las Bahamas… cada una viene con su localización y pequeñas anécdotas, algunas hasta con regalos, “cada botella tiene su historia” comenta.

Cada navidad recibe cerca de 150 postales, al más puro estilo estrella del rock  (¿sería Harold del equipo de ‘populares’ del instituto? No tiene mucha pinta…). A veces, llegan con algún obsequio navideño. Incluso han llegado a su buzón distintas cartas desde distintos lugares para una misma botella.

Envía cada mensaje en un papel de color, protegido dentro de una botella de zumo marcada con cintas reflectantes, en cuyo tapón escribe la fecha y el lugar desde donde las lanza al mar. En su localidad, los pescadores ya han aprendido a ignorar los pequeños bultos brillantes que ven pululando entre las olas.

Alguna de sus botellas han estado incluso diez años varadas hasta que la divina providencia las hizo acabar a los pies de algún oportuno destinatario. Si a Harold le merece la pena tanto esfuerzo, es algo que sólo él sabrá. Por el momento, un 65% de los mensajes que ha escrito tienen respuesta (mucho más de lo algunos recibimos frente al ordenador).

Un dato para los posibles imitadores animados con la iniciativa; debemos avisaros que no se trata de una afición barata: según el periódico británico The Guardian, Harold lleva empleados 4875 botellas de zumo (falta de vitamina C no va a tener), 680 rollos de cinta aislante, cuatro o cinco docenas de rotuladores indelebles, 1000 cartulinas, 500 bolígrafos… todo ello sin contar los regalos, fotografías y los sellos enviados a las más de 3100 cartas que a su vez él responde.

Para los afortunados que vivan cerca del mar, o los que aún puedan disfrutar de vacaciones en la playa (aprovechad, malditos), estad atentos. Si veis algo pequeño y brillante moviéndose sobre el agua, lanzaos a por él, quizá se trate de uno de los mensajes de Harold.

Visto en deathandtaxemag.com, hypervocal.com, y si queréis ver al gran Harold hablando (en inglés), echad un ojo al vídeo de bbc.co.uk

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