OPINION

La receta tailandesa para aumentar los pechos sin pasar por el quirófano

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El sureste asiático es una de esas regiones del mundo en donde de vez en cuando acostumbran a sorprendernos con alguna nueva muestra del estrambotismo más selecto, ya sea con anuncios de televisión o con el pirateo sistemático de cosas imposibles. Hasta nuestras fronteras llega hoy un nuevo hallazgo procedente de la exótica Tailandia, que hará las delicias de aquellas amigas de los remedios naturales preocupadas por su imagen: la corrección estética a bofetadas.

Esta técnica, consiste simple y llanamente en someter a la interesada a una intensiva sesión de mamporros por cara, nalgas, busto o cualquier parte que quiera ‘mejorar’. La intención de este tratamiento de choque es redistribuir la grasa corporal de las zonas tratadas y colocarla donde haga lucir un cuerpo más atractivo. Está dirigido a mujeres, sobre todo aquellas descontentas con el tamaños de su busto. Los resultados se pueden apreciar en poco tiempo, sólo para las intrépidas que tengan aplomo suficiente para volver tras la primera sesión, claro.

Khunying Tobnom conoció la disciplina por su abuela, hace más de 20 años, cuando siendo joven le sorprendió aplicándose una loción para aumentar el tamaño de su pecho. Según cuenta, la abuela le sometió a varias dolorosas sesiones de palmeo, después de las cuales sumergía sus enrojecidos atributos en agua helada. De esta forma, afirma que llegaron a aumentar cuatro pulgadas (unos 10 centímetros). Terminado el tratamiento y calmado el quemazón, Tobnom decidió aprender y desarrollar este método por su cuenta.

Ella dice ser la única persona en todo el país (y en todo el mundo) que imparte esta técnica, que además de servir para reafirmar el cuerpo también ayuda a combatir el estrés (del masajista).

Como visión de negocio no le falta, ha anunciado que enseñará este arte a cuatro de los más de 40 candidatos presentados a aprenderlo por el ‘económico’ precio de 10 millones de bahts (235.000 euros) cada uno, un verdadero lujazo teniendo en cuenta que el PIB per cápita tailandés gira en torno a los 6.400 euros anuales.

Un tratamiento completo (seis sesiones de diez minutos) cuesta unos 300 euros, aunque supuestamente sus resultados se perciben enseguida. Tobnom asegura que puede reafirmar y hacer crecer el pecho de una mujer hasta 5 cm, aunque “debo rechazar algunas que al tener el pecho demasiado pequeño no les puedo garantizar que funcione”.

Claro que también habría que preguntarse cuanto tiempo permanece en su nuevo hogar esa grasa corporal desplazada a guantazo limpio, o qué pasará cuando volvamos a coger “esos kilitos de más”, materia que la astuta masajista prefiere no mencionar por ninguna parte.

Este peculiar método de masaje fue aprobado en 2003 por el mismo gobierno tailandés, que le sometió a un examen de 6 meses tras la denuncia que un paciente, que afirmaba haber contraído cáncer de mama tras someterse a las atentas caricias de Khunying Tobnom.

La aparición de tumores en las mamas a raíz de un traumatismo es un mito que aún continúa muy extendido incluso dentro de nuestro país. Eso sí, un mal golpe, sobre todo en las mujeres mejor dotadas, puede ocasionar la aparición de pequeños bultos de grasa dañada conocidos como necrosis grasa, que se confunden fácilmente con una lesión maligna.

Así que, si te acercas por Tailandia y ya te has cansado de los masajes con elefante, con aceites, de los ping-pong shows (cuidado al buscar esto en Google, avisados estáis) y de comer carne de perro, quizá queráis pasaros por el salón de belleza y preguntar por Khunying Tobnom, el perfecto paradigma de la frase: “te voy a dar hostias hasta que no te reconozca ni tu madre”, con perdón por la expresión.

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