OPINION

Un monje náufrago sobrevive 17 días sin alimentos en una isla desierta en el Océano Ártico

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El futuro no es lo que era. En lugar de coches voladores y telepatía seguimos encontrando en el periódico noticias más propias del siglo XIX que del XXI: caníbales que devoran turistas, mensajes en botella para librarse de los piratas y ahora náufragos.

Un monje del monasterio de Solovetsky, en el norte de Rusia, fue rescatado por un helicóptero después de pasar 17 días en una desolada isla del Mar Blanco de Rusia, en el Océano Ártico. Sergey Ganushev, de 25 años, estaba pescando en las costas cuando su barca se hundió. El hombre logró llegar a nado hasta un islote de apenas cien metros de longitud, donde logró sobrevivir durante 17 días a temperaturas extremas.

Sergey excavó una cueva en la que buscó refugio y consiguió sobrevivir bebiendo agua de lluvia y comiendo las hierbas de la isla. Sin embargo, la desesperación y la soledad estuvieron a punto de llevarle al suicidio, una decisión que –según contó al equipo de rescate- estaba a punto de consumar cuando el helicóptero sobrevoló la isla (aquí puedes ver un vídeo con el rescate).

Lo más sorprendente es que el helicóptero no buscaba a Ganushev, sino a otros dos náufragos que habitaban en el mismo monasterio, que desaparecieron en el mar el 13 de octubre. Y nadie buscaba al pobre Sergey porque ni sus familiares ni sus compañeros monjes se molestaron en denunciar su desaparición.

Este es el estremecedor relato de los hechos, tal y como fue relatado por la víctima a sus asombrados rescatadores:

“Mi barca empezó a hundirse. Después llegó la tormenta y la embarcación volcó. Nadé a una pequeña isla, mientras la barca quedó destrozada por las olas. Pasé 17 días en la isla. Tenía un teléfono móvil pero no funcionaba, porque estaba mojado. No tenía ni comida, ni agua, y estaba muy asustado. Durante los primeros diez días vi pasar de largo varias embarcaciones pero nadie me vio. Me rendí. No tenía esperanza de que nadie fuera a rescatarme, así que no salí de mi cueva durante los últimos tres días. Cuando oí el helicóptero no estaba seguro si debía salir o no, pero finalmente lo hice y empecé a agitar los brazos…”

El helicóptero de rescate llevó a Sergey al hospital de Arkhangelsk, donde fue diagnosticado de hipotermia y principio de atrofia, aunque su estado de salud era bastante bueno, dadas las circunstancias.

Visto en English Russia. Más información y vídeo en Russia Today.

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