OPINION

Un empresario coreano se hace rico gracias a su técnica de masaje para esturiones

hanesturion
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El arcaico arte del masaje es una de esas habilidades de las que en el lado oriental del globo se han enorgullecido de dominar en sus muchas y variadas formas. De Japón nos llegó el Shiatsu, de China; el Tui Na, en Tailandia tenemos el masaje con final feliz tradicional tailandés.

Existen pocas cosas más satisfactorias que relajarse y dejarse llevar mientras unas diestras manos (o codos, o pies…) trabajan por librarnos de la tensión. ¿Hay alguien a quién no le guste recibir un masaje? Hasta los mismos peces son fans declarados de esta forma de placer.

Al menos en Corea del sur, donde el empresario Han Sang Hun nada en abundancia gracias a las técnicas de masaje que aplica en los esturiones de su piscifactoría para que produzcan más y mejor caviar.

Han Sang empezó el negocio hace 17 años, cuando volvió de un viaje a Rusia trayendo consigo unos cientos de esturiones. La cuenca sur del río Han le pareció entonces un lugar ideal para dedicarse a la producción de las tan preciadas huevas.

Hoy, los 50.000 descendientes de este longevo pez (pueden vivir más de 150 años) producen un caviar que llega a alcanzar hasta los 40.000 dólares el kilo (28.7894 euros) en las subastas europeas. De hecho, la piscifactoría del paciente empresario se encarga ya del 10% de su fabricación a nivel mundial.

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El truco del éxito de Sang es la atención a sus esturiones. Mientras que los fabricantes rusos (que dominan el mercado) abren en canal al animal, los coreanos aplican un delicado masaje sobre cada pez que estimula el crecimiento y la expulsión de las huevas (directamente al cubo). Sin dañarlo, sin matarlo, el afortunado pez tiene oportunidad para poner muchas huevas más.

El mejor caviar (del que existen muchos derivados y sucedáneos) procede de tres especies de esturión localizadas en el mar Caspio: el beluga, ossetra y sevruga. Por desgracia, la sobreexplotación y la contaminación del agua han mermado mucho la población del antes abundante pez, con lo que su precio y el de sus huevas no ha hecho sino subir.

Pero con los esturiones sucede como con los humanos: mientras a unos les rajan para sacarles el máximo provecho otros viven recibiendo masajes. Por mucho que suba el precio siempre habrá algún sibarita que lo pague.

Visto en weirdasianews y voanews

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