OPINION

El chico que murió con el corazón roto por evitar los besos que le daban las mujeres

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Los epitafios, los textos grabados en las tumbas para honrar a los difuntos, suelen ser una especie de resumen vital del finado, algo por lo que se le quiere recordar. Aunque también en ocasiones muestran la forma en que murió la persona que está allí enterrada.

Es el caso de esta tumba en el Cementerio de Woodlawn en la ciudad de New York, que en sólo una frase cuenta una historia trágica y estrambótica a partes iguales. Esa lápida reza: "perdió la vida al apuñalarse con un borrador de tinta eludiendo a seis mujeres jóvenes que trataban de darle besos de cumpleaños en una oficina del edificio Metropolitan Life"

Y esto sucedió, según la lápida, el día después del día de San Valentín, un 15 de febrero de 1909, que resultó ser también el día de su 15 cumpleaños. Y si alguien piensa que por entonces un borrador de tinta era una goma, está muy equivocado.

De acuerdo con un artículo del New York Times impreso el 16 de febrero de ese año, el joven George S. Millet trabajaba como chico de los recados para esa compañía de seguros de vida. Y cuentan que recibió "una puñalada en el lado izquierdo de su pecho, en el corazón, y murió en una ambulancia de camino al Hospital de Nueva York."

El joven Millet era conocido en la oficina por ser un chico muy tímido, aunque no fue capaz de decir a las autoridades quién le había apuñalado. Más tarde, un taquígrafo de la oficina fue arrestado y acusado de homicidio, aunque fue liberado al poco tiempo por falta de pruebas.

Ese día las chicas de la oficina empezaron a burlarse de él. Le dijeron que se merecía un beso por su cumpleaños y le prometieron que tan pronto como acabaran las horas de oficina le besarían una vez por cada año que había cumplido.

A las 4:30 pm, hora de salir, las chicas le hicieron un encerrona y se abalanzaron sobre él para besarle. Él trató de defenderse, pero de repente se tambaleó y cayó al suelo.

El joven Millet llevaba un punzante borrador de tinta en el bolsillo interior de su abrigo; y entre los abrazos y el esfuerzo por intentar liberarse de los besos se lo había clavado, atravesando su corazón.

Vía Gothamist

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