OPINION

Dos maneras de ser millonario: derrochando en megafiestas o viviendo de la caridad del estado

botella
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¿Cómo nos cambiaría la vida el ser millonario? Muchos de nosotros seguiríamos trabajando, fruto de nuestra mentalidad obrera. Además, no está la cosa como para dejar un trabajo. Mejor ahorrar, aunque otros se dediquen a vivir la vida loca. Aquí tenemos un excelente ejemplo de las dos caras de la moneda, dos casos en los que una persona prudente podría decir aquello de "Ni tanto ni tan calvo".

Por un lado tenemos a la ganadora de un gran premio de la lotería, que aún sigue utilizando, atención... ¡cupones de la caridad para canjear por alimentos! Por otro, el de un jovencísimo genio de los negocios, que ha recibido la mayor cuenta en un bar de la historia: 243.000 euros en copas.

Viendo el desglose de la misma, no cabe duda de que más que una fiesta, aquello fue una auténtica bacanal romana.

La primera parte de esta historia nos lleva a Michigan, donde reside Amanda Clayton, que hace un año recibió un millón de dólares en una de las loterías del estado. Cualquiera diría que semejante cantidad de dinero solucionaría la vida a más de uno. Pero eso no es lo que opina nuestra amiga. Clayton empleó el dinero en comprarse una casa y un buen coche, y aún le queda un jugoso remanente para vivir algunos años. O eso cabría esperar.

Pero a la hora de comer, recurre a la caridad del gobierno americano, canjeando los cheques alimenticios que se otorgan a los pobres con obligaciones familiares que lo solicitan. "Pensé que me cortarían los cupones, pero como no lo han hecho, y creo que está bien, porque no tengo trabajo"; declaró a un medio local. No ve ningún problema: "los impuestos me quitaron la mitad del dinero, y yo tengo dos casas que pagar", aclara. Suponemos que eso es lo que llaman "vivir por encima de las posibilidades.

Un representante del estado ya ha presentado una propuesta para evitar casos como estos. Estos cupones tienen su origen en la gran depresión, y desde entones, son emitidos por el gobierno de los EEUU para alimentar a las clases más desfavorecidas. Actualmente dan de comer a unos 40 millones de ciudadanos, y te permiten adquirir comida (y sólo comida) por valor de unos 200 euros.

La otra cara de la moneda es el Alex Hope, un joven millonario de 23 años, que ha hecho su fortuna a base de vender y comprar divisas, y que no deja de disfrutar de su dinero en ningún momento. Tanto que el pasado sábado 3 organizó una fiesta en el Hotel Hilton de Liverpool donde no reparó en gastos para todos. La cuenta final sumaba la cifra de 203.948 libras, unos 243.000 leuros. La propina (o "recargo de servicio", como indica el ticket) en estos casos suele ser el 10%, ascendiendo a más de 24.000 euros.

El principal culpable de semejante sablazo fue una enorme botella de 30 litros de carísimo coñac Armand de Brignac, que tuvieron que traer entre dos camareros. Y no: Godzilla no estaba invitado a la fiesta, solo un montón de amiguetes VIP, entre los que estaban varios jugadores del Arsenal y la esposa del internacional Wayne Roonie. Además, pagó por 40 botellas de un carísimo champagne, el "Ace of Spades", considerado como el mejor del mundo y se gastó más de 6000 euros en vodka "Grey Goose", al que fue invitando a las chavalas ahí reunidas.

Aunque la cosa comenzó como una fiesta privada para 10 personas, la noche acabó con el club abarrotado y decenas de mujeres compitiendo por su atención. La madre del joven Hope, Tina, le ha echado un buen rapapolvo a su hijo, que en una noche loca se ha gastado lo que vino a costar su residencia, un pequeño chalet de 3 habitaciones en un pueblo de Londres.

En esta época, con tanta gente sin trabajo, no ve correcto ese derroche. "Espero que no se lo bebiera todo él. De pequeño era un niño muy bueno", ha declarado.

Todos los trabajadores del club donde se celebró la fiesta han alabado la generosidad de Hope, y han destacado que "en realidad él no bebió mucho, pero invitaba a todo el mundo". Es lo que tiene ser anfitrión de una celebración, que estás más pendiente de los demás, y Hope puede presumir de montar unas juergas atómicas.

Aún así, creemos que algo debió pasar, porque el joven acabó borrando los posts de su blog en los que hablaba de la fiesta. Su familia espera moderación, aunque no creemos que tanta como para tener que recurrir de nuevo a los cupones de comida.

Vía Daily Caller y Daily Mail.

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