OPINION

Cinco célebres toros homicidas

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La historia de la lidia está llena de sangre y de leyendas. La arena de los cosos de todo el mundo empapa hemorragias de toros y toreros que, a veces, ascienden juntos al parnaso. Vamos a presentarles a cinco astados que se llevaron a la gloria a otros tantos matadores.

«Barbudo» de Joaquín Rodríguez, un toro negro de gran envergadura. Fue el que mató en 1801, en Madrid, a Pepe Hillo, el inventor del toreo moderno. Es el séptimo del día (la corrida había empezado por la mañana y se iban a lidiar nada menos que dieciséis bestias). Quiere matarlo recibiendo pero el toro no acude y  el espada  se arranca a volapié dejándole media estocada en lo alto. En el encuentro resulta empitonado por la pierna izquierda, volteado y lanzado con fuerza a tierra, donde queda tendido conmocionado y sin conocimiento. El torero cae boca arriba, con los brazos en cruz, quedando a merced del toro, que le hunde violentamente el pitón izquierdo en el estómago y lo levanta por el aire. El diestro muere en la enfermería veinte minutos después.

Antonio Bienvenida se retira de los toros tras una carrera triunfal en octubre de 1974. Un año después se desplaza a la finca que en el término municipal de El Escorial posee la ganadera Amelia Pérez-Tabernero. Allí torea unas vaquillas cuando una de ellas, “Conocida”, que no ha visto, le embiste por la espalda y lo campanea. Al caer en mala posición se le producen irreparables lesiones en las vértebras. Su fallecimiento se produce en la tarde del día 7 de octubre de 1975 en la Residencia Sanitaria de La Paz, de Madrid.

El padre de esta tristemente célebre vaquilla asesina también era famoso. Se llamaba "Navajito", un encastado y noble toro negro asimismo de Amelia Pérez-Tabernero, lidiado e indultado en Segovia el 29 de junio de 1968.

El 7 de mayo de 1922 en Madrid, "Pocapena", un toro del Duque de Veragua, acababa con la vida de un Granero que apenas contaba con veinte años de edad en la plaza de toros de la carretera de Aragón. El valenciano, llamado a ser el sucesor de Joselito, alternaba ese día con Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda, que confirmaba su alternativa. Había dado la vuelta al ruedo en su primero, del Marqués de Albaserrada, y salió a por todas en su segundo. Su muerte ha sido la más violenta que se ha producido en los ruedos a lo largo de la historia documentada del toreo, pues además de darle varias cornadas en los muslos, el toro Pocapena le reventó la cabeza contra el estribo de la barrera al meterle un cuerno por el ojo derecho. Cuando lo llevaban a la enfermería el torero había perdido masa encefálica y le colgaba de la cara el ojo derecho. El más famoso. Islero” es el nombre del toro de 495 kilos, de la ganadería de Eduardo Miura, que corneó mortalmente a Manolete. Era de color negro estrepelao y bragao. El quinto de la corrida (el segundo del lote de Manolete) del 28 de agosto de 1947, en la plaza de toros de Santa Margarita de Linares en Jaén. Manolete alternaba con Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana Segundo y Luis Miguel Dominguín. El diestro cordobés entró a matar al volapié muy despacio cuando Islero le corneó en el muslo derecho, perforando el triángulo de Scarpa* e interesándole la arteria femoral y otros vasos sanguíneos de la ingle derecha. Antes de que Islero muriera finalmente intentó cornear al herido Manolete algunas veces más. Pudiera ser que el estado de la sangre trasfundida tuviera que ver más que el propio Islero en la muerte del diestro.

* El triángulo de Scarpa, femoral o triángulo torero es un punto de referencia anatómico situado en el tercio superior de la cara anteromedial del muslo.

Otra historia espantosa. Christian Montcouquiol más conocido por Nimeño II fue un torero francés (aunque nacido en Alemania). El 10 de septiembre de 1989, en Arlés, se enfrentaba a toros de Miura. Su segundo, « Pañolero », le volteó violentamente, lanzándolo al aire. Nimeño cayó de cabeza, lesionándose gravemente en el cuello. Los cirujanos que le operaron en Marsella reconocieron que jamás habían tratado a alguien con una lesión peor de cervicales. Nimeño se debatió entre la vida y la muerte durante varios días. Una vez fuera de peligro, queda parapléjico y comienza una larga recuperación. Al cabo de un año del accidente, recobra al fin el uso de sus dos piernas y de su brazo derecho; sin embargo, el brazo izquierdo continuaba paralizado. El 25 de noviembre de 1991, se suicidó ahorcándose en el garaje de su casa.

Como hemos querido quedarnos con el muy taurómaco número de cinco no hablaremos de “Burlero”, que mató al Yiyo en Colmenar en 1985. Ni de “Bailaor” que acabó con Joselito El Gallo (el rey de los toreros) en Talavera en 1920. No abundaremos en casos igualmente macabros y conocidos como el de “Avispado”, toro de la ganadería Sayalero y Bandrés que corneó mortalmente al famoso torero Francisco Rivera Paquirri el 26 de septiembre de 1984 (y que acabó matando el Yiyo, antes mencionado). O “Timador”, que en 1990 dejó parapléjico a Julio Robles en Beziers. O del maestro Ignacio Sánchez Mejías y “Granadino” que lo cogió mortalmente en 1934 en Manzanares. No abundaremos, digo. Dejémoslo aquí con la seguridad de que Dios seguirá repartiendo suerte. A su manera.

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