A Bengt Sandström, un varón de 61 años del sur de Suecia, le ha dado frutos en medio de su sala de estar una planta bananera adquirida en un Ikea hace dos años y medio, según informa el diario Expressen.
El propio Bengt cuenta el origen de la exuberante historia: "Le pedí a mi novia que me comprara una de las bananeras que había visto en el Ikea de Helsingborg, pero me dijo que ya teníamos demasiados árboles”.
Pese a que en casa ya tienen un melocotonero y una higuera, cuando su media naranja se enteró de que el establecimiento echaba el cierre, decidió satisfacer el antojo de Bengt. “Debía tener mala conciencia porque volvió a buscarla para mí”, relata divertido.
Dado el "flechazo" que experimentó Bengt, en la feliz y sorpresiva eclosión (no es frecuente que este tipo de plantas acaben dando frutos, y menos en climas escandinavos) quizá haya intervenido la justicia poética floral: “Era la última planta que les quedaba, incluso estaba rebajada a la mitad”, asegura.
El anhelado platanero estuvo sin dar frutos los siguientes 30 meses, hasta que el pasado otoño, Bengt advirtió con emoción unos incipientes brotes verdes que terminarían convirtiéndose en 27 flamantes bananas.
Unas bananas caseras a las que ya les han hincado el diente. “Ya nos hemos comido al menos media docena. Y saben riquísimas, exactamente igual que las que compras en la tienda”, asegura entusiasmado.
Aunque quizá lo más llamativo del caso sea que un Ikea echase el cierre...
Vía: Expressen
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