OPINION

El chapucero plan para aniquilar la Humanidad del Club Bilderberg

estuliin
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Ayer concluyó en Watford, al norte de Londres, la reunión anual del llamado Grupo Bilderberg, un conciliábulo de mandamases de todo el mundo que se ven de tarde en tarde para hablar de sus cosas: pactar precios, acaparar cosechas, arruinar países… en fin, lo típico. A estas reuniones igual acuden presidentes de Gobierno (como Zapatero), que empresarios (Juan Luis Cebrián, Entrecanales…) o miembros de las Casas Reales europeas (la Reina Sofía parece ser una asidua).

¿A qué se dedican durante un fin de semana los miembros del Grupo Bilderberg? No se sabe, entre otras cosas porque ni hace pública la agenda de sus charlas ni la lista de invitados. Por supuesto, este secretismo es legítimo, pues los amos del mundo también tienen derecho a su intimidad, ¿no? Sin embargo, esta opacidad da lugar a todo tipo de suspicacias, que devienen en sospechas y de ahí, en conspiranoias.

El tipo que más sabe del Club Bilderberg en España se llama Daniel Estulín, y ustedes probablemente le conozcan por las largas colas que se montan en su caseta de la Feria del Libro de Madrid. Efectivamente, Estulín se está forrando a vender libros sobre todo el entramado del Club Bilderberg.

¿Qué opina esta autoridad en la materia sobre los planes del contubernio de Londres? Pues entre otras muchas cosas, que su objetivo es “reducir la población mundial”. Cuando el Grupo Bilderberg se reunió por primera vez, en 1954, en el hotel Bilderberg de Holanda (de ahí le viene el nombre) la población mundial era de 2.700 millones de personas. Hoy somos el triple, más de 7.000 millones, tal y como muestra la gráfica. En otras palabras, los taimados conspiradores están fracasando miserablemente en su intento de reducir la población. Es más: salvo hambruna generalizada o impacto de asteroide, todo indica que nos iremos a los 9.100 millones de habitantes hacia 2050. Lo dicho: un rotundo fracaso.

Veamos ahora el razonamiento de Estulín en RT (medio, por cierto, conspiranoico donde los haya, financiado por el gobierno ruso):

"El progreso y el desarrollo de la sociedad es directamente proporcional a la densidad de población. Si hay progreso en el desarrollo tecnológico, somos muchos más, habrá más riqueza, más personas y menos comida para todos. Y para que David Rockefeller, que es una metáfora del poder, pueda comer, nosotros de alguna forma tendríamos que desaparecer".

No hay que ser un Nobel de Economía para ver que el razonamiento hace aguas por todas partes. Para empezar, David Rockeller seguirá comiendo langosta y bebiendo Borgoña seamos 7.000 o 10.000 o 500 millones, aunque si yo fuera empresario multimillonario mi deseo secreto sería que la población siguiera creciendo sine die, porque más personas equivale a más clientes potenciales (en cuanto a los famélicos, no tendría por qué preocuparme: ya se comerán entre ellos).

Lo que no dice el investigador Estulín es el método escogido por los Bilderberg para cercenar la población mundial. ¿Chemtrails, tal vez? Eso no: “Yo no soy un conspiranoico”, dice.

Visto en RT. Con información de Wikipedia. Página web de Daniel Estulín sobre el Club Bilderberg.

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