OPINION

Aristidín pagó 69.100 euros para entrar en 'Gran Hermano' y fue expulsado a la semana

ARISTIDIN EXPULSADO
ARISTIDIN EXPULSADO

Arístides Alonso, "Aristidín" para los amigos, tiene 28 años, es acupuntor y campeón de Euskadi de Taekwondo. Su sueño era entrar en la casa de Gran Hermano. Y pagó 69.100 euros (a través de eBay Classic en concepto de donación a la Cruz Roja) para conseguirlo. Pero su inversión económica para minutos de fama y gloria ha durado poco. Muy poco: Siete días exactamente.  9.871,42 euros por jornada.

La estrategia de ganar el concurso ha salido mal al vasco, porque nada más entrar a la casa de Guadalix de la Sierra ha sido centro de atención, cabezonerías y polémicas varias. A pesar de llegar al show con una imagen perfecta de chico solidario, trabajador y con una historia familiar dramática, el comportamiento de este concursante en el programa ha fomentado la gresca. Todo un lujo para los responsables del reality: Aristidín da juego televisivo. Mucho.

Pero el drama que nos vendió ha dejado rápidamente al descubierto una personalidad exhibicionista, egocéntrica, chulesca, ávida de fama y con ínfulas de entrar en la nómina de Sálvame. No olvidemos que este tipo se presento al casting y fue rechazado por la vía tradicional, probablemente porque detectaron sus resortes tele-resabiados.

Hoy finalizó el fugaz paso de Aris por GH, pero, también, esta noche las discotecas poligoneras del Estado Español han ganado un nuevo "muso cachas" para sus bolos. No hay mal que por bien no venga.

EL ALMA DE LA MILÁ

Lo mejor de la última gala de Gran Hermano volvió a ser Mercedes Milá, que no dudó en dejar en evidencia a Aristidín. La comunicadora siempre demuestra que vive como nadie el concurso. Es única y se lo cree todo como si fuera su primera vez en un plató. Incluso, tras sorprender a una nueva concursante, que estaba cenando tranquilamente en su hogar de Albacete ajena a todo, Merdeces soltó espontánea: "¿No os ha recordado esta conexión a Sorpresa, Sorpresa de Isabel Gemio?". Lo hizo con su habitual naturalidad carismática que no entiende de canales, competencias absurdas y encorsetamientos, un valor añadido que está en peligro de extinción en nuestra televisión.

Aristidín en el momento que supo su expulsión

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