Esta tarde, el periodista César Garrido se llevará los 1.524.000 euros del bote de Pasapalabra. No es un galardón cualquiera: se trata del premio más alto de la historia de Telecinco. Y, una vez más, se ha anunciado con antelación el día y la hora en la que se entrega el premio para que nadie se lo pierda. El spoiler está publicado desde ayer en todos los medios.
¿Os imagináis que en el Un, dos, tres nos hubieran chivado un día antes si iban a ganar el apartamento en Torrevieja o las doscientas cajas de cerillas? ¿O si en El precio justo nos hubieran anticipado cuál de los concursantes se llevaba El Escaparate final? ¿Qué emoción habría tenido entonces la subasta de Mayra o el "¡a jugar!" de Joaquín Prat?
Porque, señores, la televisión es emoción. Y de qué sirve ponerse a ver cada tarde Allá tú, Password o Pasapalabra si de antemano sé que nadie se llevará el premio porque aún no me lo ha comunicado la cadena correspondiente. Así nos estamos quedando huérfanos de ese adictivo y apasionante suspense que nos ha regalado desde siempre la televisión.
Y es que, por arrasar en share un día, nos cargamos uno de los grandes pilares de la televisión: la fidelizadora imprevisibilidad. El pensar que cualquier día puede pasar. El pensar que, en cada programa, estamos asistiendo a una emisión especial... genuina. Emocionante.
Hoy en Pasapalabra el suspense va a ser lo de menos: sabemos que, al final, el concursante gana.
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