OPINION

Telecinco cancela 'Todo el mundo es bueno', el regreso de Pilar Rubio

TODO EL MUNDO ES BUENO PILAR RUBIO CANCELADO
TODO EL MUNDO ES BUENO PILAR RUBIO CANCELADO

Ha bastado sólo un primer programa para que Telecinco haya planteado paralizar Todo el mundo es bueno, el nuevo espacio de Pilar Rubio y Jose Corbacho.

Trabajadores del talent ya han recibido la noticia del cierre del show, si bien existen varios programa grabados listos para ver la luz las próximas semanas (si los audímetros y la contraprogramación lo permite, claro) y fuentes de Telecinco aseguran que el espacio seguirá.

Desde que fichó por Mediaset, Pilar Rubio ha encadenado una lista interminable de fracasos. Piratas, Palomitas, XXS, Cántame una canción, la última edición de Operación Triunfo y, ahora, Todo el mundo es bueno. Sólo un formato aguantó en parrilla: la edición de Más que baile que ganó Belén Esteban.

La mayoría de estos programas han tenido un denominador común: las mofas que ha despertado la ex reportera en la red social. Muchas de estas críticas han sido facilotas, injustas y crueles. Otras, simplemente, de índole profesional.

Ayer salió en defensa de la presentadora la responsable de comunicación de Mediaset España, Mirta Drago, que achacó las críticas de Pilar Rubio (y también Sara Carbonero por el #GraciasSara) al machismo. Lo hizo a través de un artículo en su blog Fuentes próximas, donde vertió unas duras acusaciones hacia el productor de la última edición de Operación Triunfo:

"Resulta que a un conocido ex productor de televisión, famoso por su misoginia y sus faltas de respeto, le sentó mal que designaran a Pilar como presentadora de 'Operación Triunfo'. Como le fastidió la decisión de la cadena que le pagaba el producto, boicoteó el trabajo de Pilar, que no tenía acceso a los guiones hasta el último momento y que tampoco recibía las órdenes adecuadas por el pinganillo, básico para que un presentador pueda seguir el programa mientras se esmera en el directo. Del reconocido productor misógino, uno al que le gusta chillar, especialmente chillar a las mujeres, nadie habló. La furia cayó sobre Pilar. Y ya me estoy excediendo".

Está claro que Pilar Rubio no tiene la culpa del cierre de sus programas. Ella pone empeño y ganas. Aunque debemos hacer todos una reflexión: no se puede pasar directamente de hacer reportajes graciosillos hipermontados, de tres minutos, a presentar un gran formato de cuatro horas de duración en directo, como sucedió con Operación Triunfo. Y, si me permitís, personalmente, dudo mucho que el productor del programa quisiera destruir su gran formato estrella poniendo obstáculos a la presentadora.

De todas formas, para un gran show de las características de Operación Triunfo sólo unos pocos presentadores están preparados. Y eso sólo se consigue a base de años de trabajo, conocimiento del medio, capacidad de improvisación... y si hay carisma ya es la repanocha.

En cambio, en la última edición de Operación Triunfo, nos encontramos con un espacio bien hecho, con una escenografía potente, con una mimada selección musical, con una realización completa (geniales los enriquecedores planos de reacción durante las actuaciones del jurado, concursantes, público...), con una escaleta que intentaba tener perspectiva catódica. Pero, en cambio, llevaba las riendas del espectáculo una presentadora artificial, cargada de todos los tics del comunicador novato: víctima del pinganillo, sólo decía frases hechas o tópicos, repetía lo mismo tres veces en cada entradilla para sentirse más natural y desconocía lo que es "dar un pie" rotundo al control de realización para que entraran bien los vídeos o la publi.

Pero lo que hay que reconocer es que de todo esto Pilar Rubio ha ido aprendiendo. Mucho. Y si le siguen dando oportunidades, dentro de diez o quince fracasos más, será la nueva Ana Rosa Quintana, por lo menos.

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