Tras ganar un oro olímpico, la resaca de felicidad puede traer peligrosas contraindicaciones. O que se lo pregunten a los jugadores de la selección de balonmano francesa que, después de colgarse la preciada medalla, acudieron al plató de televisión del famoso diario deportivo L’Equipe y, lo que iba a ser una entrevista formal, terminó con parte del decorado destruido.
La "demolición" de la escenografía comenzó cuando el entrenador de la selección, Claude Onesta, bromeó levantando la mesa del estudio. Al instante, una de las estrellas del equipo, Nikola Karabatic, incontrolado y gritando, llevó la gesta de su jefe más allá hasta que su fuerza dejó la mesa central completamente resquebrajada. El plasma sobrevivió, por suerte:
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