OPINION

El Gran Wyoming: "La felicidad de la gente debería ser una exigencia de cualquier gobierno"

PRESENTACION DE LA NUEVA TEMPORADA DEL INTERMEDIO
PRESENTACION DE LA NUEVA TEMPORADA DEL INTERMEDIO
EL PRESENTADOR EL GRAN WYOMING DURANTE LA PRESENTACION DE LA NUEVA TEMPORADA ''EL ''INTERMEDIO'' MADRID 31/08/2012 MADRID

El lunes vuelve El Intermedio. El programa más crítico de la televisión regresa convertido en el único espacio que se mantiene desde los inicios de La Sexta. Su presentador, El Gran Wyoming, reflexiona sobre la nueva etapa, las posibles consecuencias de la próxima absorción de la cadena verde por parte de Antena 3 y la situación complicada que sufre nuestro país. Una vez más, el cómico habla claro:

PREGUNTA: En la promo de la nueva temporada te muestras como último mohicano del humor en televisión… ¿una premonición?

RESPUESTA: Espero ser el nuevo de una generación e inseminar toda la pradera… (Bromea) La realidad que nos está tocando me parece absurda, he vivido una época parecida cuando hacíamos el Caiga quien Caiga. Entonces, había muchos programas críticos, pero desaparecieron todos. Fue una maniobra desde arriba que ya me pareció una intromisión preocupante. Ahora, el hecho de que todo el mundo nos pregunte si creemos que tenemos futuro es más preocupante aún, porque parece que la gente lo tiene asumido.

P: ¿Os tendréis que morder la lengua más que en otras temporadas?

R: Nosotros no decimos ni hacemos barbaridades. Es un programa bastante normalito. De hecho, en todos los paises europeos hay muchos formatos de estas características en casi todas las cadenas. Cualquier late night en Estados Unidos, que es un país que prima lo políticamente correcto y donde no se dejan decir tacos, tienen contenidos críticos, muy críticos con el gobierno que toque y no hay ningún problema. De todos modos, El Intermedio es un repaso a los medios de comunicación, con lo cual el hecho de que hagamos un programa más o menos gracioso, depende del nivel de los medios.

P:  Los medios de comunicación españoles son expertos en dar juego, ¿no?

R: Dan mucho. Realmente, mucho juego. Es que ya en los titulares está el chascarrillo hecho. Por ejemplo, hemos visto portadas que decían: “Aprobado el bodrio de Zapatero”, y esto para nosotros ya es la noticia. Así se publica en España. En otros países, titulares de este tipo aparecen en los diarios de humor, aquí en los de verdad. Muchos diarios se convierten en brazos de propaganda de la autoridad competente sin ningún pudor a la hora de ocultar información, de dar información sesgada e incluso de crear noticias.

P: ¿Qué diario hace más méritos para salir en el programa?

R: Hay algunos que por exceso ya no nos valen... No conozco ningún país, libre de dictaduras extrañas, que haya dedicado tres años seguidos a dudar sobre la autoría de un atentado de la magnitud del 11M. Es absolutamente impensable y, sobre todo, increíble que todas las sospechas recaigan sobre las fuerzas de seguridad del estado, con lo que han sufrido. Pero este nuestro país.

P: El Intermedio está articulado por variopintos colaboradores con diferentes formas de ver la actualidad: Usun, Gonzo, Sandra, Thais, Mateo… ¿Por qué colaborador te cambiarías?

R: Yo me cambiaría por Sandra Sabatés, y me encantaría mirarme al espejo por las mañanas. (risas) En realidad, me gustaría cambiarme por cada uno de ellos. Normalmente, uno no elige ni su destino, ni su trabajo, ni el medio en el que trabaja. La mayoría de la gente que trabaja en televisión no está en el programa que le apetece, ni está ahí por gusto. Están porque son profesionales y hacen lo que les toca hacer, igual que en el resto de los ámbitos. Y nuestra suerte es que en este programa estamos absolutamente encantados con lo que nos toca hacer, porque además es lo que nos gusta. Y esto es una cosa muy rara.

P:  Hace escasos dos meses, la Academia de la Televisión te ha concedido el Premio Iris al Mejor Presentador de Programas.

R: Me tienen cariño y afecto, porque yo como presentador soy un desastre, lo que pasa es que siempre he sido un vehículo de cosas bien escritas. Tengo que hacer un esfuerzo para que se me entienda minimamente, porque mi dicción es una mierda y me equivoco todo el rato y, encima, para colmo, empiezo a entrar en un deterioro orgánico que ya es consecuencia de la edad. He tenido el privilegio de vivir en una época que me ha tocado disfrutar de todo lo bueno de nuestro mundo, todo lo bueno del progreso, todo lo bueno de la libertad, todo lo bueno del avance tecnológico y he disfrutado muchísimo. He sido hippie, he estado en festivales de rock, he hecho todo. Y, ahora, viene la época de los palos. Ahora estamos con la resaca de una cosa que pasó. Dentro de todo esto, yo he tenido la suerte de ser vehículo de cosas.

P: Vamos, que aquí sólo eres el presentador…

R: Soy el presentador duro y puro. Ni uno solo de los contenidos depende de mí, es un programa que ciertamente está hecho a mi medida, pero la realidad es que yo no intervengo en su creación y que para colmo dura cincuenta minutos. Mi jornada laboral se reduce a la nada porque el guion no está hasta el último momento y simplemente lo tengo que leer en plató.

P: ¿Echas de menos intervenir en el guion?

R: De hecho, en otros programas de este tipo se me ha usado ya que estaba, “ya que le pagan” que se ponga a escribir también... Aquí no, porque el director es absolutamente celoso del programa y punto. En un principio me resultaba como si me estuviera subestimando, pero ahora sé que me ha hecho el mejor favor de mi vida: pagarme por no ir. He vivido muchas experiencias pero esta es la mejor. Al final, la calidad de vida se une al tiempo que uno posee.

P: En ese tiempo que uno posee, la música siempre ha sido tu pasión.

R: Lo que me gusta realmente es tocar la guitarra. Los fines de semana voy con un grupo de rock a tocar por bares y mis compañeros tienen veintitantos años, con lo cual se produce una transfusión de edad que me hace vivir una realidad que no me compete, pero que siento mía. En esta sociedad, la gente abandona aquello que más le gusta y que hace mejor, a cambio de nada. Me he encontrado a auténticos genios de la música que, de repente, te los encuentras por la calle y te dicen "ya no toco, porque trabajo en un banco". ¿Y qué? Estamos absolutamente mediatizados por la idea de que si no rentabilizamos nuestro tiempo, estamos perdiendo el tiempo. Así que renunciamos a lo que realmente somos, a lo que realmente disfrutamos, a cambio de nada. Ayudar a la felicidad de la gente debería ser una exigencia de cualquier gobierno.

P: Pero, de momento, nos tendremos que conformar con la exigencia de la subida del IVA...

R: Vivo en una época de desesperación. La aspiración máxima de la cultura era que fuera asequible, gratuita al ser posible, y, así, no volver al saber iniciático que es lo que ha pretendido siempre la clase dominante. También soy de los que piensa que el transporte público debería ser gratuito. La igualdad de oportunidades ha desaparecido. Y con un descaro atroz. Encima, mientras se hablan de recortes en la educación pública, el Tribunal Supremo les dice que están subvencionando una cosa ilegal y, en vez de utilizar ese dinero que se supone necesitan, anuncian que cambiarán la normativa para seguir permitiendo ayudas a estos colegios privados tan caros.   El descaro es tal, que siento que vivo en un mundo que está caminando totalmente al revés de mi forma de pensar. Yo me levanto por la mañanas y pienso que soy el modelo del gobierno para hacer estas cosas: "¿qué le puede joder a este?, vamos a hacerlo". Cada mañana se inventan una cosa para jodernos.

P: Ana Pastor, Juan Ramón Lucas, Toni Garrido… ¿Cómo valoras los ceses de los comunicadores más reconocidos y reconocibles de RTVE?

R: A ellos (el gobierno) Ana Pastor les parece un monstruo. Pero no sólo Ana Pastor. Yo esta situación la he vivido más veces. Oigo mucho eso de "pero si son todos iguales", y no siempre es verdad. Esta gente presiona constantemente. Hace años, Luis Fernández renovó completamente los Informativos de Telecinco, los elevó, les dio calidad... e incluso era homenajeado dentro de la propia cadena por los logros realizados. Pero cuando sacó el Partido Popular mayoría absoluta, me le encontré por los pasillos y me dijo: "tengo los días contados, me quedan dos semanas". Pensé que exageraba, pero no se equivocó. A la semana siguiente, estaba en la calle. Y este tipo de presiones sólo se reciben de un gobierno que lamina todo y que se hace con las televisiones públicas, donde meten auténticos agentes de propaganda. Y no lo digo yo, no es una matáfora: el propio director de Telemadrid fue antes jefe de propaganda de Esperanza Aguirre. Estos señores cogen el teléfono y están todo el rato dando la lata. En Telecinco aguantaron la presión con Caiga Quien Caiga hasta que lo terminaron quitando...

P: Antena 3 absorberá La Sexta en las próximas semanas. Tras el cambio, ¿resistiréis a posibles presiones desde las alturas?

R: Yo ahora creo que sí. Porque nos han dejado tan solos... Porque cuando yo empecé con Caiga Quien Caiga había muchos programas de este estilo, como El Informal. Pero terminaron quitando todos los espacios de estas características y en el momento en el que te quedas solo, como ha sucedido con El Intermedio, has ganado la batalla.

P: ¿Qué ve Wyoming en televisión?

R: No me pierdo el fútbol, el Madrid-Barcelona siempre. Del resto, nada, porque los programadores no hacen tele para gente como yo. Echo en falta programas con gente normal: hay una maniobra, muy sugestiva, de crear una moral absurda, donde todo el mundo se siente mejor, se siente moralmente por encima, al observar determinados programas. Y es que la gente normal no se insulta todos los días, no habla de sus hijos como si fueran seres extraños y ajenos. Y, claro, desde casa dices “soy un tío cojonudo" al ver esta televisión. A la gente le reconforta esa realidad infinitamente por debajo de ellos. Antes era al revés, no es que hubiera que hacer oposiciones para salir en la televisión, pero la gente era normal. Ahora la tele está llena de gente rara.

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