¿Resurgirán los programas cómicos de cámara oculta?

Objetivo indiscreto fue el mítico programa de bromas de cámara oculta que emitió TVE en los años setenta y que, en 1991, la misma cadena recuperó con éxito de la mano de la gran Anabel Alonso y Antonio Resines. Dos años más tarde, en 1993, siguieron con la faena Guillermo Summers e Ignacio Salas (en la imagen).

Gracias a este espacio descubrimos a una audiencia ansiosa por ver sufrir a sus congéneres. Y es que las encerronas tenían gracia. Mucha.

Luego apareció Inocente, inocente. Había llegado el turno de los famosos: no tenían escapatoria. De los tiempos gloriosos de este espacio es inolvidable la genial broma a Maribel Verdú (descubriendo su noviazgo con Carlos de Inglaterra), con brutal despliegue de medios en el aeropuerto de Barajas para camelar por completo a la actriz.

Después, Norma Duval, junto a Andoni Ferreño, intentó hacer nuevas perrerías en Espejo Secreto. Aquí los personajes populares dejaron de ser víctimas para convertirse en verdugos. Eso sí, verdugos disfrazados.

Hemos visto mil vueltas de tuerca a los espacios de cámara oculta. Una de las últimas fue el verano de 2010 con Adivina quién viene a cenar de Antena 3 y, ahora, La Sexta prepara Benidorm Bastard. Se trata de otro giro cómico a la cámara oculta con ancianos que gastan bromas a jóvenes. ¿Funcionará?

Los espectadores parecen sabérselas ya todas y, por eso, algunas voces sentencian que este tipo de programas no tienen sentido en la tele de hoy. ¡Mentira! Aún se puede lograr la sorpresa verdadera e ingenua en la audiencia a través de estos formatos. Sólo hay que lograr asombrar al público con ideas creativas e imprevisibles. O, si no, fijaos en Scare Tactics de EE.UU., los guionistas de este show consiguieron unir el terror cinematográfico con la vieja cámara oculta catódica. Una buena mezcla para la televisión, no para las víctimas...

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@borjateran