OPINION

Así fue la primera gala en directo de 'La Voz', a nivel televisivo

galas en directo la voz telecinco
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La Voz llegó a los directos. Y el gran éxito de la temporada sigue arrasando, aunque puso en la palestra algunas debilidades del show. Porque, hasta ahora, La Voz había funcionado de forma colosal gracias a sus primeros programas grabados y con ritmo medido al milímetro para mantener la magia de descubrir quién de los coaches iba a girar su silla.

Esa ha sido la clave del fervor: la silla giratoria bajo las posaderas de un jurado fácilmente reconocible para el espectador y siempre propenso a reaccionar con el gesto adecuado por obra y gracia del montaje en postproducción. También ha hecho lo suyo el poder de los familiares y amigos, espontáneos y sumando espectáculo al cóctel.

Pero llegaron las galas en directo, y aunque la audiencia continúa muy fiel, vimos un programa con menor identidad propia. La Voz es ahora un talent musical más. Con las canciones de siempre y la estructura de siempre. Esa es, lógicamente, la debilidad del formato internacional una vez que pasan las audiciones a ciegas, no sólo ocurre en España.

Aunque, en lo que a la versión española se refiere, aquí padecimos ciertas deficiencias técnicas objetivas: falló el sonido demasiado, la música flojeó y la realización visual fue caótica. Las críticas en las redes sociales también lo hicieron notar: la gente percibía en casa la confusión en el control de realización. Echamos de menos la maestría de los directos de OT o El Número Uno, con una realización siempre mimadísima, que quedaba aparente hasta en las erratas, y una iluminación no tan obsesionada en rellenar todo el estudio con luminosidad de magazine de tarde.

No obstante, las comparaciones son odiosas. Y todo se aprende con la experiencia. Y, probablemente, esta debilidad visual da más igual en este caso, porque lo que prima Telecinco es, sobre todo, la emoción que transmite el espacio, aunque visualmente sea menos espectacular y atractivo que en otros países. Así lo demostró la audiencia de anoche que se mantuvo y sólo bajó un poco: logró 4.955.000 de espectadores y un 32,6 por ciento de share, mientras que en la última 'batalla' contó con 5.307.000 de seguidores y 34.4 por ciento de share.

Además, buena idea fue incorporar la conexión continua, en directo, con la sala interactiva en mitele.es y renovar el decorado con pantallas de leds. Eso sí, sorprendió no ver tantas reacciones de los familiares como en las anteriores fases del show, detalle que funcionaba muy bien para camelar al público.

Una vez más, la salvación del formato fue Jesús Vázquez. Y es que las tablas de presentador supieron capear todos los contratiempos técnicos. Su rapidez de reflejos es el gran valor añadido del show, al igual que, por supuesto, el talento de los concursantes.

No podemos decir lo mismo del jurado, que en la edición de ayer no tuvieron su mejor día: Bisbal, Malú, Rosario y Melendi ya han agotado el diccionario de tópicos y son pura redundancia en sus valoraciones. Es momento de dar más juego televisivo y no quedarse anquilosado en el estereotipo del olé, olé, olé, eres un mostruo y te quiero mucho. Poca chicha. Al final, la televisión en directo que queda marcada en nuestro recuerdo es eso: un espectáculo imprevisible y lo de ayer de imprevisible tuvo poco.

@borjateran

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