OPINION

Los propietarios de 'La Reina del Arenal' dicen que 'Pesadilla en la cocina' es una "farsa"

Pesadillacocina Opila Reina Arenal
Pesadillacocina Opila Reina Arenal

Una de las claves del éxito de Pesadilla en la cocina es la espontaneidad de los virginales participantes del programa. La mayoría no conocían la versión original del formato al que se estaban enfrentando, y este detalle ha supuesto toda una ventaja para impulsar el espectáculo televisivo en las grabaciones en los restaurantes, pues las víctimas transmiten más realidad ya que aún no están resabiadas de los resortes del chef Chicote.

No es un ningún secreto: todo buen reality tiene un guion para ordenar la realidad, porque no nos olvidemos que es televisión y hay que conectar con el espectador a través de un historia que enganche a través de personajes con los que identificarnos o perturbarnos. Y este enganche, para los protagonistas del formato, puede ser difícil de entender cuando se descubre el resultado final en la pequeña pantalla: montado, editado, con sus músicas...

Este miedo a "qué pasará en la emisión" parece que lo están sufriendo los participantes del Pesadilla en la Cocina que ofrece esta noche La Sexta.

El pasado mes de junio, Alberto Chicote grabó la edición de hoy en los restaurantes Opila y La reina del Arenal de Bilbao. Pero los propietarios de estos locales han intentado que no se emita esta entrega del programa, según desvela El Diario Vasco. El motivo: según ellos “todo era un teatro guionizador” y acusan al propio Chicote de no cocinar ninguno de los platos que propuso en el programa.

Además, Álex Hernández y Arnaldo Jiménez, responsables de estos establecimientos, denuncian que la efectista redecoración que acometió la productora en sus instalaciones fue “una chapuza” y que, en su caso, el interiorismo que diseñó el equipo de Pesadilla en la Cocina no respetó las normas de accesibilidad. Con estas duras declaraciones, los dueños incumplen el contrato con la productora del programa que les impedía hacer declaraciones antes de la emisión.

También ha salido a la palestra la abogada de Álex Hernández, Marina Muñoz, porque considera que Alberto Chicote faltó a la condición sexual del dueño del restaurante, al denominar su rostro como "cara de niña" o insinuar que se "metía cualquier cosa en la boca".

La Sexta, por su parte, ha señalado que estas declaraciones son “disparatas”. Y razón no les falta, pues hay que entender los códigos ácidos en los que se construye este programa gracias a la personalidad de Chicote. No obstante, quizá a estos propietarios bilbaínos les preocupa el futuro de  su negocio tras observar el cierre de dos de los restaurantes a los que ya ayudó el programa o las declaraciones de la dueña del El Último Agave, que acusó a los responsables del espacio de plantar un ratón en el fregaplatos para potenciar el show. Aunque no todos son fracasos, el mesón vallecano El Gusto es Nuestro ha multiplicado su comensales después de participar en Pesadilla en la cocina, un triunfo televisivo, que como todo buen éxito, va unido a la polémica.

@borjateran

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