OPINION

'La Voz', un extraño fenómeno

LA VOZ TELECINCO FINAL
LA VOZ TELECINCO FINAL

Llegó el día. La Voz celebra su gran final en Telecinco. ¿Ganará Maika, Jorge, Pau o Rafa? El formato internacional de Talpa, que en España ha producido Boomerang, concluye una primera etapa que ha roto los shares de audiencia. No existe ninguna duda de que estamos ante la gran revelación del curso,  aunque también se trata de un éxito curioso de análisis, pues a pesar de su elevada audiencia, la realidad es que el show no ha logrado consolidarse como un fenómeno social equiparable al primer Operación TriunfoGran Hermano.

En Telecinco son especialistas en saber como arrastrar el éxito de un formato a otros espacios en la programación. Sus realities siempre encuentran huecos en otros programas de la cadena o espacios propios derivados de la gala principal (debates, 'Resistirés ¿vales?', resúmenes, corrillos varios...). Así logran estirar el filón de audiencias de forma magistral, extendiéndolo a casi toda la parrilla. Pero, con La Voz, los satélites creados en la órbita del programa han sido rechazados de cuajo por el público, logrando datos de espectadores escasos. Esto es lo que ha sucedido con los programas ideados con Tania Llasera al frente. También, los espectadores han rechazado cualquier intento de polémica alrededor de los concursantes del talent. Ni la polémica con Sharay Abellán, su padre y Bisbal despertó interés.

La gente sólo ha querido ver el programa original con Melendi, Rosario, Malú y Bisbal (con su libreta) los miércoles por la noche. Nada que ver con la primera edición de Operación triunfo, a la que incluso todos los canales dedicaban horas y horas de su programación. No sólo TVE, también las cadenas privadas utilizaron el tirón del show de la competencia para no perder la batalla por la audiencia. Porque si no hablabas de OT, te quedabas fuera de juego. Ahí sí que había un verdadero fenómeno social, y global que arrasaba con todo.

Tampoco ha surtido efecto la gira de conciertos de La Voz. A pesar de que el formato ha pulverizado los shares, los recitales programados han tenido que ser suspendidos por el muy deficiente ritmo en la venta de entradas. Muy diferente fue el furor por los conciertos de la primera edición de Operación Triunfo, que llenaban grandes pabellones deportivos como el Palau Sant Jordi de Barcelona o el estadio Santiago Bernabéu dos días consecutivos.

¿Por qué la audiencia fiel de Telecinco no ha querido que La Voz traspase los límites del prime time del miércoles noche? Debemos hacernos esta reflexión a nivel televisivo. Al final, parece que a la implacable audiencia no le interesa tanto los concursantes y la música que ha pasado por el programa. El éxito del formato recala quizás en otras claves, como la poderosa premisa de la silla giratoria y la decisión impulsiva del jurado. Y es que, como dijo el casi siempre atinado director general de contenidos de Mediaset España, Manuel Villanueva, La Voz es más que un programa musical, es un programa de emociones. Y ese es el éxito del formato, unas emociones tan adictivas como extrañas, ya que no han conseguido propagarse como un infalible virus por el resto de su parrilla.

@borjateran

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