OPINION

La explosión de la movida madrileña triunfa en 'Cuéntame cómo pasó'

CUENTAME LA MOVIDA
CUENTAME LA MOVIDA

234 capítulos. 14 temporadas. 3.861.000 millones de espectadores. Un 19,2 por ciento de share. Y un guión que no conoce la palabra desgaste. Al contrario, las tramas de Cuéntame cómo pasó han crecido al compás de la televisión que cuida los detalles, en continente y en contenido, en fotografía y en guion.

De esta forma, Televisión Española recuperó anoche su serie estandarte con un capítulo que iba, poco a poco, sumergiendo al espectador en la complicidad de la nueva tanda de episodios. Lo conseguía a la vez que cerraba las tramas más conmovedoras de la anterior etapa, a través de una elegancia tan sutil como enternecedora.

La vida sigue en San Genaro. Pero los personajes reflejan en sus rostros el despertar democrático, la explosión de la España en color, ejemplificada en la movida madrileña. Una vez más, Cuéntame no se queda estancada en eternas tramas estiradas y se convierte en una transparente radiografía de una sociedad con la que cualquier familia española puede identificarse fácilmente.

La Familia Alcántara, sus íntimos amigos, la peluquería, el bar de Carlitos, Josete... La narración se va cimentando con unos diálogos que conectan directamente con la empatía. Aunque, en este episodio 234, el clímax y la sugestión del espectador se alcanza, sobre todo, gracias a la música que marcó la memoria colectiva. Y es que en los ochenta todas las generaciones terminaban bailando, unos al compás del fenómeno fan, otros de las canciones melódicas y algunos de los éxitos más excéntricos…

Con estas imborrables actuaciones musicales rescatadas del archivo de TVE se iba estructurando (y oxigenando) el episodio. A la vez que enlazaban el guion e, incluso, que interactuaban con algunos personajes. Impagable el momento de Pili, la peluquera, arrancándose por el Super-Superman de Miguel Bosé. La música fue una magistral columna vertebral de un episodio que se convirtió en todo un documental sobre la banda sonora de los primeros ochenta. No faltó ni el polémico Me gusta ser una zorra (la canción que acabó con el programa Caja de Ritmos), ni el Aire de Pedro Marin, ni el Groenlandia de Zombies.

A diferencia de lo que ocurre hoy, en los ochenta, la música ocupaba un lugar preferente en la televisión. Y Cuéntame supo aprovechar esta maravillosa característica para introducirnos en la época que comienza a abordar en este 2013.

El episodio acabó. La audiencia ya estaba metida en la historia, tras un año de sequía de Cuéntame. Y Merche quería disfrutar de la vida a cada instante. Y terminaron cantando sobre un escenario Te quiero vida mía de Nino Bravo.

Y, entonces, el capítulo no se olvidó de construir un colofón final para la catarsis general. El episodio fue rematado cuidando al milímetro los detalles, sin peligrosas prisas en busca de la velocidad fugaz televisiva. Así se emitió una de las actuaciones más míticas de TVE sin cortes, completa, desnuda. Era la primera vez que actuó en TVE Nacha Pop. Era en el programa 300 millones. Era La Chica de ayer. Era la emoción de los ochenta. Cuéntame alcanzaba el objetivo: ya había calentado los engranajes de su 14 temporada con un capítulo que, en realidad, fue realizado para la etapa 13.

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