OPINION

Claves de la agonía de Telemadrid

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Telemadrid arrancó sus emisiones el 2 de mayo de 1989, día de la Comunidad de Madrid. Por fin, la capital de España contaba con una cadena autonómica, aunque, a diferencia de otras regiones, este canal nacía con una dificultad añadida: Madrid es un lugar donde todos los acontecimientos políticos y sociales tienen un marcado carácter nacional.

Pero la visión de los trabajadores de Telemadrid logró rescatar esa identidad regional que no existía en la prensa tradicional. Poco a poco, Telemadrid se transformó en el canal de los madrileños. La gente se sentía reflejada en su autonómica. Incluso se llegaron a instalar cámaras en lugares estratégicos de la Comunidad que retransmitían imágenes de exteriores emblemáticos, en directo, a través de pantallas situadas en el plató. Este detalle fue todo un acierto que impulsaba la personalidad de la cadena, potenciando el sentimiento de que Telemadrid estaba en la calle.

Espacios como Madrid Directo, Mi cámara y yo, Madrileños por el mundo, Mamma mía o Esta es mi gente convirtieron a Telemadrid en una cadena que los madrileños sentían suya. De hecho, era la emisora preferida en los bares. El mejor audímetro.

Detrás de este proyecto, Telemadrid fue cantera de grandes profesionales que ya mostraron su talento a la hora de manejar los engranajes de la pequeña pantalla. Allí estaban Elena Sánchez o Fernando Jerez, entre otros, que supieron crear una televisión cercana, interesante, honesta y que tampoco olvidaba su lado descarado y entretenido. Como es la propia capital. Lo lograron aprovechando la riqueza cultural y social de la comunidad autónoma y, sobre todo, logrando ser reflejo de los madrileños. También se fundó un canal alternativo, LaOtra, que fue un interesante motor a la expresión cultural.

Pero, con la marcha de Alberto Ruiz-Gallardón a la alcaldía y la llegada de Esperanza Aguirre a la Comunidad, Telemadrid cambió su rumbo. Aguirre plantó a su ex responsable de prensa al frente. Nuevos directivos y una nueva estrategia que ignoró la esencia de la televisión, contaminó de propaganda los informativos, modificó pilares clave de la programación y fomentó la presencia de programas realizados por “amigos” que no lograban audiencia, aunque facturaban sueldos desorbitados. Al mismo tiempo, la plantilla se iba sobredimensionando sin control.

La mala gestión de los contenidos televisivos y la pérdida total de credibilidad, propició que la gente dejó de sentir Telemadrid suya. Los shares se desplomaron a datos terribles. La cadena ya no se encendía en los bares como antes. El poder había arrebatado, a los madrileños, su televisión.

Hoy, los trabajadores que construyeron una televisión de cercanía, que cosechaba grandes audiencias, ven como pierden su puesto de trabajo. 860 personas al paro. No así los responsables de la mala gestión del canal. Paradojas de la vida.

Sin embargo, los profesionales de Telemadrid no han estado solos en este duro proceso de reajuste de plantilla, numerosas personalidades les han apoyado públicamente como Pedro Almodóvar.

Con el sostén de equipo técnico despedido es imposible hacer televisión. Así que todo indica que la Comunidad de Madrid aplicará a Telemadrid el mismo procedimiento que está introduciendo en la Sanidad Pública. En definitiva, una compañía pública que termina siendo gestionada a través de una empresa privada. De esta forma, las arcas públicas se hacen cargo de las pérdidas y las concesiones privadas, lógicamente, obtienen su cometido que no es otro que el de producir beneficios.

EL FUTURO DE LA TELEVISIÓN AUTONÓMICA

La situación actual de las televisiones autonómicas se debe en gran medida a que relegaron su función prioritaria: estar al servicio de la diversidad regional. Al final, se obcecaron en delirios de grandeza y egos políticos de turno. No todos, pero una parte importante de los canales autonómicos dejaron de ser próximos para imitar estructuras empresariales de televisión nacional. Y, encima, con más empleados que Telecinco o Antena 3.

No obstante, quizá ahora sea el momento de recuperar el valor añadido de la cercanía. Con la tecnología actual, no hacen falta ni grandes platós (que ya están construidos), ni millonarias inversiones: sólo se necesitan ideas, conocimiento real del funcionamiento de la televisión y perspectiva a la hora de manejar la personalidad propia de un canal que busca su público objetivo en base a la proximidad más reconocible. Ese es el cometido primordial de una cadena autonómica, aunque muchos lo hayan ignorado.

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