OPINION

Mario Casas, la estrella (casi siempre ausente) de 'El Barco'

MARIO CASAS AYER Y HOY
MARIO CASAS AYER Y HOY

Mucho ha cambiado Mario Casas de una instantánea a otra. Lejos queda ya aquel joven actor adolescente, que años antes había comenzado su carrera televisiva como precoz contertulio de un debate infantil de Javier Sardá en Cronicas Marcianas o anunciando sabrosas pizzas en un spot. Casi dos décadas después, Mario Casas se ha convertido en un ídolo. El gimnasio ha ayudado en su desarrollo, sí, pero también su talento, su compromiso y, muy especialmente, sus ideas claras en una profesión donde el triunfo puede ser un activo tóxico.

Mario se mantiene en la realidad. Lo consigue a pesar del apabullante éxito prematuro que ha cosechado en producciones cinematográficas como Mentiras y gordas, Fuga de cerebros (que Antena 3 emitió anoche mismo), 3 metros sobre el cielo, Tengo ganas de ti o, en menor medida, la prestigiosa Grupo 7, que tiene 16 nominaciones al Goya (ninguna para Mario, pese a que él está muy bien).

Y hoy, de nuevo, el prime time de la cadena naranja cuenta con un nuevo capítulo de la ficción que recuperó para la televisión a Casas, El Barco. Aunque lo cierto es que los numerosos proyectos en cine del actor han impedido su presencia constante en la teleserie. Los guionistas han tenido que inventarse varias artimañas para hacer desaparecer a su personaje de Ulises en muchos momentos, ausencia que puede haber sido una de las causas del descenso en los resultados de audiencia.

Esta noche, la producción de Globomedia afronta otro episodio en plena marejada de fuga de espectadores. Menos público cada semana, pero sin perder el liderato que se traduce en una media de 2,8 millones de espectadores y un 15,3 por ciento de share, dato que se impulsa entre el público joven hasta alcanzar un 30,7 por ciento.

No obstante, con mayor o menor audiencia, la tensión en El Barco persiste con unas tramas que intentan rozar la emoción, la espectacularidad y, también, el surrealismo inverosímil. Es la gracia de la serie: sus altas dosis de inversosimilitud no importan demasiado porque El Barco zarpa a fuerza de ritmo, un reparto talentoso,  demenciales pero entretenidos misterios, licencias infinitas de los guionistas, apariciones estelares (recordad Belén Rueda) y, por supuesto, duchas mixtas y mucha ligereza de vestuario.

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En el episodio de esta noche, los habitantes se encontrarán que alguien lanza una bengala a lo lejos. Todo apunta de que se trata de Max (Jan Cornet) pidiendo ayuda. Hace una semana que se adentró en la isla y, desde entonces, nadie sabía nada de él. Así que Piti (Javier Hernández), Cho (Alberto Jo Lee), Vilma (Marina Salas) y Ainhoa (Blanca Suárez) comenzarán una misión en su búsqueda.

Mientras, la situación en el edificio se tuerce dramática tras la última comunicación de Ulises, en la que informaba de que les estaban atacando. El Estrella Polar ya va camino de este particular rascacielos que surge del mar, arribará al amanecer, con la esperanza de que todos estén bien y haber podido llegar a tiempo antes de que Ulises se resfríe por tanto estar despojado de su blanca camiseta de tirantes.

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