OPINION

¿Habrá motín en los Goya?

EVA HACHE GOYA
EVA HACHE GOYA

Llegó el día de Los Goya. La ceremonia de entrega de los premios que votan los académicos del cine español celebra su cita anual con nueva ubicación, un rococó hotel pegado al aeropuerto de Barajas, y precedida de una polémica: existe cierto miedo del gobierno a que la gala se convierta en una manifestación contra sus duras políticas de recortes.

La sombra de los Goya de 2003 planea diez años después. Aunque ahora no sería un 'No a la guerra', en esta ocasión sería un sí a los derechos logrados en la sociedad del bienestar en todos los sectores, no solo en lo que se refiere al cine, la cultura o la subida del IVA.

El temor del veterano productor y distribuidor de cine Enrique González Macho, presidente de la Academia de Cine, que pidió que no se repitiera una gala reivindicativa, fue contestado por la Unión de Actores en un comunicado que rezaba lo siguiente: "¿Qué harían los maestros si dispusieran de dos horas en directo en la 1 de Televisión Española el próximo domingo por la noche, en horario de máxima audiencia? ¿Qué harían los trabajadores de la Sanidad Pública? ¿Qué harían las personas en paro? ¿Qué harían las personas a quienes sacan por la fuerza de sus casas al no poder hacer frente a las deudas con los bancos?".

Esta nota, además, añadía: "el sindicato Unión de Actores y Actrices de Madrid hacemos un llamamiento a la reflexión a los compañeros del cine que tienen el honor de participar en la celebración de los premios Goya, ya sea como nominados o como presentadores. Desde el máximo respeto a la libre decisión de cada uno de hacer o decir lo que le venga en gana, llamamos a reflexionar sobre la situación que estamos viviendo y la responsabilidad de cada uno ante la misma".

Desde algunos ámbitos no ha gustado nada esta proclama y se solicitado públicamente a TVE que no se retransmita la ceremonia en directo. El diario ABC así lo pidió. El editorialista de Telemadrid Hermann Tertsch también se sumó a esa propuesta a través de su twitter. ¿Dónde está la libertad de expresión, pues?

Pero, probablemente, la sensatez, la honestidad y el margen de libertad de cada uno terminarán reinando en los Goya de esta noche. Los nominados saben que el barullo del 'No a la guerra' fue comprendido por una parte de la sociedad, sí, pero también colocó al cine a una posición privilegiada de cara a despertar injustos prejuicios que nada tienen que ver con la calidad de las películas. El extremismo ideológico de actores como Willy Toledo no ayudó demasiado en años posteriores.

Ya estamos en 2013. Y deberíamos sentir que estamos en 2013. Y que esta noche no entienda de censuras, ni de controles políticos, ni de retardos en emisión, pues vivimos en un tiempo en el que la red social denuncia rápidamente lo que se quiere ocultar. De ahí viene, por ejemplo, el colosal descenso de audiencia los informativos de Televisión Española tras haber perdido la independencia ganada en la era de Fran Llorente.

Ésa es la grandeza de 2013. La sociedad sabe encontrar la información y gritarla. Con espíritu crítico. Por eso mismo, esta noche terminará siendo una velada para celebrar con realismo el cine español a pesar de todo. Por supuesto, habrá censura: la autocensura que cada uno de los participantes ejercerá en función de sus propios intereses, empezando por la misma Eva Hache y sus obligaciones como presentadora 'institucional' del evento.

Al final, ganará la transparencia de lo imprevisible. Una transparencia donde triunfará el protagonismo de los nominados, que deben disfrutar su momento como quieran, haciendo uso de la mayor de las libertades: la libertad individual.

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