OPINION

'Gran Hermano' hunde a 'Splash!' en su tercera emisión

GRAN HERMANO INFIEL
GRAN HERMANO INFIEL

¿Por qué el reality de Mercedes Milá ha ganado al exitoso formato de los saltos de Antena 3?

Sucedió. Gran Hermano anoche volvió a ser Gran Hermano. Y los saltos acuáticos de Splash! se derrumbaron en su tercera emisión. Los datos de audiencia hablan solos: GH ganó la noche con un 18.9 por ciento de share, mientras que el programa de Arturo Valls se quedó en un 16.6 por ciento de share, perdiendo cuatro puntos.

¿Por qué este descenso tan rápido de audiencia? Ayer el reality de Telecinco recuperó su esencia más polémica, pues empezaron a cuajar elementos del cásting. El programa ahora empieza a contar con tramas más poderosas para el público. De hecho, hubo una espectacular expulsión, a Danny, por saltarse las normas del concurso y, sobre todo, una humillación pública: la de Miguel novio de Miriam (la que estuvo en el Costa Concondia y le ‘salvó ver Titanic’), una chica que entró en la casa enamorada el día de San Valentín y que no ha tardado en protagonizar un 'edredoning' con un compañero, Igor. Mientras, su novio fuera aguantando el chaparrón. Una vez más, el morbo estaba asegurado en este indiscreto patio de vecinos catódico.

Y, como siempre, el temperamento de Mercedes Milá fue perfecto para transmitir esa pasión del directo desde el plató a casa. La incontrolable espontaneidad de la presentadora logra un magnetismo televisivo indudable. Mercedes se convierte en la voz, sin pelos en la lengua, que suelta lo que  muchos de los espectadores piensan y quieren gritar desde su sofá. Pocos formatos cuentan con un conductor que ama y cree tanto en su programa. Y eso es un plus.

Pero no todo el mérito de la subida de audiencia fue de Gran Hermano. Splash! está sufriendo un desgaste que era pronosticable a pesar de los intentos de la productora del espacio, Cuatro Cabezas, y Antena 3 de intentar ingeniosas ideas para impedir que el espacio disminuya su interés tras la novedad de los primeros días.

No obstante, los 'fuegos artificiales' en televisión suelen perder fuelle tras la expectación del estreno. Y los saltos acuáticos ejemplifican la metáfora de los 'fuegos artificiales', ya que es un vistoso momento televisivo que se esfuma en un segundo. Porque no nos engañemos Splash! no tiene los sólidos ingredientes del éxito de Tu cara me suena. España no tiene tradición de saltos y, en este show, no existen ni fidelizadoras canciones reconocibles por el público, ni míticas imitaciones con las que empatizar, ni una evolución de concursantes fácil de seguir, ni variopintas puestas en escena con las que sorprender.

Eso sí, se agradece que Splash! busca crecer cada semana (atinada la emocionante aparición sorpresa de la madre de Darek en la piscina o el Harlem Shake de todos los rostros del espacio). Además, este prime time sigue potenciando una interesante imagen de marca en Antena 3, como canal generalista apto para todos los públicos. Aunque el gag semanal de Falete ya empieza a ser repetitivo para la audiencia. También ha hecho mella en la quema de espectadores la estrategia de Telecinco de plantar un programa prácticamente igual en su parrilla. Objetivo cumplido: el público empieza a saturarse del efectismo caduco de tanto salto de trampolín.

Splash! aún tiene vida por delante. Gran Hermano ha demostrado que también, aunque sufre los síntomas de vivir ya su edición número 14. Así es la televisión: la imprevisibilidad de un buen giro de guion.

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