OPINION

¿Por qué TVE ha perdido el liderazgo total de sus informativos?

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Ana Blanco, por primera vez, también derrotada.

Justo cuando se cumple un año del cese de Fran Llorente, los Telediarios de TVE han cerrado la temporada con una debacle de audiencia histórica y perdiendo el liderazgo total en junio. Por primera vez, pierden en el cómputo global de todas sus ediciones en share y espectadores. Incluida la hasta ahora infalible Ana Blanco.

Julio Somoano y José Gilgado, actuales responsables de los informativos de TVE, han erosionado en tiempo récord el sólido, consolidado y objetivo liderazgo que dejó Fran Llorente al frente de los TD. Un primer puesto en las audiencias que La 1 logró gracias a la credibilidad que se ganó la corporación pública durante casi ocho años.

Doce meses después del cese de Llorente, las críticas por manipulación informativa son casi diarias y una parte importante de audiencia se ha ido fugando en busca de información con mayor rigor a otros lugares. Los tiempos han cambiado y ahora los espectadores tienen más herramientas de acceso a la actualidad que antaño. Es decir, el público no es tan sumiso como antes, ha dejado de ser sujeto pasivo para pasar a la búsqueda activa de la información. De esta forma, los espectadores se están percatando más fácilmente del giro ideológico de TVE. Una cadena pública que ha pasado de tener una cercana perspectiva social para dar paso a una voz institucional menos identificable por el público.

Y esa ha sido la principal causa del derrumbamiento de audiencias tan rápido de RTVE: el desplome de la confianza del público en la cadena, una parte importante de los espectadores ya no se ven reflejados en la emisora.

No obstante, la disminución de la credibilidad no es el único factor de los malos datos de audiencia de los Telediarios. Los informativos de La 1 también han sufrido los cambios en la forma de ordenar y presentar los contenidos. TVE ha resucitado un viejo y desfasado estilo a la hora de presentar las informaciones, donde pesa la declaración del político por encima del ciudadano. Además, se da carpetazo a comunicadores con decisión editorial. En su lugar, se ha optado por presentadores de continuidad que son muy eficaces en plató aunque, también, tienen poca personalidad, característica que les convierte en más fáciles de olvidar. Y en televisión contar con personalidad propia es fundamental.

Además, tampoco ha ayudado los malos datos de los espacios teloneros de los TD. Es decir, los programas que van antes de las noticias, como el cancelado +Gente o Corazón, y que dejan una mala herencia de share al informativo. Aunque en la época del sólido liderazgo de Fran Llorente estos datos de arrastre tampoco eran nada buenos. Y el público mayoritario acudía a informarse a TVE.

Según el análisis de Barlovento Comunicación, La 1, con su 12,2 por ciento de share, pierde un punto más en junio. Otro más respecto a mayo. De hecho, TVE sólo mantiene el control del Telediario de sobremesa en el fin de semana. Telecinco, así,  gana en el prime time con buen margen, algo que ya era habitual en los últimos meses y que convierte a sus informativos en los más vistos con un 13,7 por ciento. Pero, además, por primera vez, Ana Blanco ha sido también derrotada en su franja de las 3 de la tarde.

La profesional más veterana al mando de un informativo en TVE ve como ha sido superada en audiencias por Antena 3 Noticias, presentado por Vicente Vallés y Lourdes Maldonado. Todo un golpe para la cadena pública. Y esto es un gran símbolo para Televisión Española. La credibilidad de Ana Blanco ya no es infalible.

Al final, la televisión se construye con símbolos que fidelizan públicos  y el nuevo equipo directivo de los informativos de TVE, proveniente de Telemadrid, probablemente, entiende más de estrategias políticas que de los engranajes de la televisión. A diferencia de Fran Llorente que llevaba años al servicio de Televisión Española y conocía las necesidades de los informativos del viejo Ente, Somoano y Gilgado están demostrando que, más allá de reorganizar una controvertida línea editorial, no tienen tampoco una suficiente visión del funcionamiento real del lenguaje del periodismo televisivo en la actualidad. Porque la televisión pública se debe hacer para la gente, no pensando en contentar a un perfil de políticos que crecieron con una fórmula catódica ya obsoleta, delatadora y contraproducente.

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