OPINION

5 razones por las que no podríamos hacer 'Juego de Tronos' en España

JUEGO DE TRONOS
JUEGO DE TRONOS

Es una pregunta que habitualmente nos hacemos: ¿por qué en España no se producen ficciones tan libres, creativas y arriesgadas como las de HBO o Showtime? Pero es un error comparar una serie de una cadena de cable norteamericana con una ficción de un canal generalista que busca lograr grandes datos de audiencia. Son dos productos completamente diferentes. Más aún, cuando se comparan producciones estadounidenses con la particular realidad televisiva de nuestro país. Y es que, aunque no lo parezca, hay razones por las que TVE, Telecinco o Antena 3 no hacen series como Juego de Tronos.

1. Falsa percepción de éxito masivo de audiencias.

Juego de Tronos no es una ficción competitiva en audiencias. Tampoco en Estados Unidos. No nos engañemos: va dirigida a un público minoritario y su tope de audiencia suele rondar los cuatro millones de espectadores, dato que supondría una cancelación inmediata en ABC o NBC. Y ese es el secreto de su éxito: está producida y emitida en un canal de pago, HBO, con un público fiel y específico que supone un jugoso target comercial. En nuestro país, en cambio, las plataformas digitales no cuentan con la fortaleza necesaria para asumir proyectos de este calado. Además, en nuestra realidad publicitaria, tampoco existen audiencias segmentadas por targets específicos de público que permitan rentabilizar una producción minoritaria. Las dimensiones publicitarias de nuestro país no amortizan las fragmentaciones de perfiles de espectadores.

2. Mercadillo internacional.

Es más difícil exportar una serie rodada en España que una producción creada dentro de la mecánica de Estados Unidos, pues el imaginario colectivo internacional está colonizado por los iconos norteamericanos (y de crear iconos mundiales sabe mucho HBO). Las audiencias internacionales notan cuando algo no está creado dentro del redil yanqui. Una de las mayores fuentes de ingresos de Juego de Tronos está constituida por las jugosas ventas internacionales globalizadas. En España, como mucho, se aspira a que nos compren los derechos para hacer un remake, como ha ocurrido con Pulseras rojas. Pero entrar en el codiciado mercado anglosajón es algo muy remoto y complicado de conseguir.

3. La duración 'made in Spain'.

Juego de Tronos dura 56 minutos. Las series de cable son más largas que las de las cadenas en abierto de EE.UU. Aún así, son más cortas que muchas ficciones de nuestro país. Y es que en España vivimos con una peculiaridad que obliga a estirar las series para que ocupen toda la franja del prime time. No es un capricho de las cadenas, es la única forma de hacer un producto competitivo y rentable al mismo tiempo dentro del engranaje empresarial autóctono. Así, se pueden producir formatos que, de otra forma, no serían posibles en nuestra coyuntura.

4. Plan (millonario) de producción.

Más aún en los tiempos que corren, las cadenas minimizan los costes de rodaje a través de unos ajustados planes de grabación. Los creadores de series de nuestro país hacen piruetas con la creatividad para que no se noten las deficiencias. Y, la mayoría de las veces, lo consiguen. Además, las reglas del juego de los canales norteamericanos cuentan con la ventaja de que las series tienen fecha de estreno con una antelación de varios meses, en un estricto calendario de temporadas o medias temporadas (lo que allí llaman midseason). Aquí las cadenas van observando el panorama y en función de ello lanzan sus cartas en un momento o en otro, con margen de maniobra hasta el último minuto, para no suicidar su inversión en un horario de máxima audiencia sin piedad. Los presupuestos no son los mismos.

5. La tasca de 'Los Serrano'.

La obsesión de las cadenas españolas con hacer rentables sus productos llegando al mayor público posible obliga a crear tramas que intentan abarcar diferentes edades, personalidades y rangos sociales. Todos debemos sentirnos identificados. El drama y la comedia se entremezclan con el fin de que todo sea fácil de digerir para la masa. Nada de árboles genealógicos para entender las sagas, nada de tramas enrevesadas ni personajes excesivamente complejos. Y, al final, todos quedan en una tasca al estilo de la de Los Serrano. El lugar más tipical spanish, muy reconocible para la audiencia. Y, por supuesto, si por una de estas tascas pasara Eddard Stark, Antonio Resines le invitaría a una birra con su tapita de jamón.

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