OPINION

'La noche de los castillos', el fracaso que es recordado como un éxito

LA NOCHE DE LOS CASTILLOS
LA NOCHE DE LOS CASTILLOS

Ayer fallecía a los 62 años el realizador de este emblemático programa de TVE, Jorge Horacio.

La noche de los castillos fue la gran apuesta de TVE en el año 1995. Y muy grande: no escatimaron en gastos para este formato que mezclaba aventura, emoción y espectáculo, e intentaba reproducir el furor que despertó El Gran Juego de la Oca, de Emilio Aragón. De hecho, ambos programas fueron creados por Jocelyn Hattab.

En cada episodio, parejas de concursantes corrían despavoridas en busca de un castillo. Pero los guionistas no se lo ponían fácil, los participantes debían superar pruebas en el trayecto. Sólo los primeros en alcanzar la fortaleza podrían adentrase en el interior.

Ya dentro del fortín, era el momento de afrontar el objetivo del juego: localizar a la princesa, secuestrada por el malvado Torque, y devolvérsela al Rey Folof, interpretado por el mismísimo Anthony Quinn, a través de un ascensor psicodélico que conectaba con el universo paralelo de esta peculiar majestad.

El programa, por tanto, resultaba una innovadora aventura que pretendía " teletransportarnos" a la Edad Media a través de la televisión. Con helicópteros y todo. Dentro del castillo, para liberar a la hermosa princesa, los participantes vivían (o sufrían) una historia del medievo. De esta forma, si eran avispados, lograban hacerse con el oro de los habitantes del castillo. Y es que el oro era clave en el juego: necesitaban la cantidad exacta de este preciado metal para fundirlo y, así, conseguir dar forma a la llave que abría la cerradura de la celda de la princesa.

Aunque, obtener la cantidad necesaria de oro se iba complicando por momentos, ya que, dentro del castillo, los concursantes se perdían en un laberinto de dependencias que se convertían en trampas. Es más, el maquiavélico Torque siempre intentaba capturar a los intrusos, para impedir que salvaran de la muerte a la bella princesa, a la que, en cada capítulo, daba vida una estrella diferente de nuestro star system. Norma Duval, Teresa Viejo o Leticia Sabater fueron algunas de las princesitas invitadas.

Un concurso irrepetible hoy... por caro.

La noche de los castillos fue más que un concurso: fue una superproducción. El recorrido hasta el castillo se rodaba en exteriores reales. Así conocimos los alrededores del Castillo de Loarre (Huesta), el Castillo de Coca (Segovia), el Castillo de Manzanares el Real (Madrid). el Castillo de Belmonte (Cuenca) o el Castillo de Alburquerque (Badajoz). Sin embargo, sólo un interior fue rodado en el escenario real, el de Manzanares el Real. Para ahorrar costes, el resto de las aventuras que se desarrollaban dentro de las fortalezas fueron grabadas en un inmenso decorado, que reproducía el interior de un castillo en los Estudios Buñuel, el mismo plató donde se han realizado programas como ¿Qué apostamos?, Grand Prix, Tengo una pregunta para usted, las últimas etapas de Un, dos, tres... o, ahora, MasterChef.

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La inversión millonaria de reconstruir un castillo en las entrañas de los Estudios Buñuel fue duramente criticada. Los bajos datos de audiencia del formato, muy pobres para aquellos tiempos, sentenciaron de muerte el programa. Fue un fracaso de TVE. Los responsables de la cadena pública reconocieron que se habían equivocado. Quizá La noche de los castillos nació demasiado pronto, posteriormente sí triunfarían en la pequeña pantalla espacios como Supervivientes o, más en la misma línea, Fort Boyard. Aunque, siempre con un plan de producción más ajustado a una viabilidad económica realista.

Eso sí, a pesar del fiasco, La noche de los castillos aún es recordada con cariño por muchos telespectadores y, además, quedó patente el talento de los equipos técnicos de TVE, que, una vez más, supieron conseguir que pareciera fácil lo difícil.

Ayer fallecía, a los 62 años, el realizador que comandó la línea visual de este gran formato: Jorge Horacio Fernández. En el archivo de la historia de nuestra pequeña pantalla deja su huella en espacios como 300 Millones, Con las manos en la masa, Tocata, Rockopop, La 5ª Marcha, Ponte las Pilas, alguna que otra gala de los premios Goya o el memorable Música Sí, donde grababa la señal de prácticamente todas las cámaras que estaban en plató. Lo hacía para conseguir una meticulosa realización de cada actuación musical, donde en el montaje posterior no se le escapaba absolutamente nada.

Y es que Jorge Horacio pertenece a esa estirpe de profesionales que, con su trabajo, demostraron lo importante que es la figura del realizador para que los programas se ganen un lugar privilegiado en la memoria de una audiencia que tiende a olvidar fácilmente casi todo lo que ve.

Ver 'La noche de los Castillos' en rtve.es

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