OPINION

'Torres y Reyes', ¿ha nacido un nuevo programa de culto?

TORRES Y REYES
TORRES Y REYES

Torres y Reyes llegó anoche a La 2. Mara Torres y Joaquín Reyes se estrenaron como conductores de este peculiar talkshow que recuperó la esencia de un tipo de televisión que parecía haber muerto. Pero no, anoche regresó la TVE que juega, arriesga e interactúa de tú a tú con el espectador. Lo hace sin necesidad de cazar grandes audiencias: sólo en busca de un hueco alternativo y reflexivo en el caos de información sin digerir.

El humor de Reyes y la curiosidad de Torres se entremezclaron en este formato que ejemplifica la televisión que entiende que lo interesante no está reñido con lo entretenido, corrosivo y cómplice. Y charlaron, y escucharon. Y ahí estuvo Paco León, Enjuto, la propia Mara chupando ese descocado gas llamado helio e, incluso, hubo tiempo para una minimasterclass sobre la memoria de Rojas Marcos.  Todo envuelto en una puesta en escena brillante en el Estudio L1 de Buñuel, casi desnudo con su gran puerta, por donde han entrado tantos míticos decorados, entreabierta.

El director del espacio, Santiago Tabernero (Versión Española, Carta Blanca),  alcanza con este nuevo formato, una vez más, el ejemplo de la televisión ética, estética y consciente. Unos valores que no abundan en el universo catódico actual.

Televisión consciente porque intenta conocer la realidad en la que vive. Estética porque mima y emprende en las narrativas del lenguaje de la realización visual (interesante la innovación en multipantallas). Y ética al saber crecer por encima de cualquier trinchera ideológica. De hecho, Torres y Reyes encontró un punto plural, abierto, irónico y maduro en su primer día.

Ayer fue sólo el estreno, pero Torres y Reyes ya reunió los requisitos para convertirse en un programa de culto. 

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