OPINION

¿Por qué no ha funcionado el reality show de Tamara Falcó?

TAMARA FALCO WE LOVE TAMARA
TAMARA FALCO WE LOVE TAMARA

La evolución del término reality show nos ha dejado otro género televisivo: el personality show. Alaska y Mario fueron los primeros que despuntaron en nuestro país con un formato de estas características, donde el espectador se sumerge en el placer culpable de observar, desde una posición privilegiada, la vida diaria del excéntrico matrimonio.

MTV España amortizó rápidamente el furor por Alaska y Mario. Y es que, aunque cosechó audiencias minoritarias, puso a la cadena en el centro de la atención del público más activo en internet. De esta forma, se impulsó la imagen de marca de la emisora de vídeos musicales que ya casi no emite vídeos musicales.

El canal Cosmopolitán ha intentado reproducir la fórmula de MTV esta temporada y, para ello, buscó una personalidad ilustre a tono con su perfil de audiencia femenio, que de mayor quiere parecerse a Sarah Jessica Parker. La elegida: Tamara Falcó. De hecho, se creó mucha expectación los meses previos del estreno de su reality, I Love Tamara, pero todo el interés se desinfló tras el estreno. El programa ha terminado pasando desapercibido. ¿Por qué?

La estrategia de venta del formato antes de su estreno fue excelente, se enteró todo el mundo, pero dio a entender que era un espacio de humor. Las promociones del programa eran gags hilarantes protagonizados por Falcó. Aunque, en realidad, I love Tamara no es comedia pura y dura. Se trata más de un documental sobre su vida, pero no tan surrealista como parecía. Y, claro, decepcionó a parte de un público que esperaba otra cosa.

Al final, Tamara Falcó no ha entrado de verdad al juego del show, como sí hicieron Mario Vaquerizo y Alaska al mostrar sus filias y sus fobias. Sin embargo, este reality recuerda más a un publireportaje de los que emite el programa Corazón de Anne Igartiburu.

Ahora, el programa intentará aumentar su audiencia en un nuevo horario, los domingos a las 22.00 horas. No obstante, el formato necesita más sorpresa y, sobre todo, una Tamara Falcó más traviesa: que olvide poses artificiales, se deje llevar por su personalidad, sin miedo al que dirán; y juegue a ser la estrella de su propio show. Porque la previsibilidad es el mayor enemigo de cualquier reality.

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