'Uno de los Nuestros': la verbena española hecha talent show

Analizamos el estreno de La 1, que ha arrancado con un correcto 12,1% de share, por encima de 'Abre los ojos y mira'  que, a pesar de su mayor duración, se quedó en un 11,8% de cuota.

El espectáculo musical regresó este sábado al horario de máxima audiencia de TVE con Uno de los Nuestros. La premisa del programa es interesante a nivel televisivo: trasladar las exitosas verbenas de nuestros pueblos a un plató de televisión. Hubo conga del público y todo. De esta forma, la orquesta 'Los Nuestros' se convierte en protagonista del show, mientras busca un cantante que lidere su reparto. Eso sí, no les vale cualquier intérprete: debe ser el showman más completo. Así que, en un primer vistazo, podemos decir que el espacio reúne varios ingredientes para el triunfo: un variopinto cásting de aspirares, sin demasiadas vergüenzas; canciones muy reconocibles, para bailotear y tararear sin más pretensiones desde el sofá; y la tensión de una banda de músicos 'mafiosos' que van dejando de tocar sus instrumentos si no les gusta lo que escuchan.

Un espectáculo que en el plató se vive con mucha intensidad y diversión, pero, en cambio, en el traslado a la pequeña pantalla no ha funcionado al completo en la primera entrega, que pecó de aburrida. De hecho, da la sensación de que la edición posterior de imágenes ha quitado parte de la emoción que se siente en el estudio.

Y es que el programa se atreve a jugar con el montaje de imágenes, aunque, en ocasiones, esta posproducción es agresiva y puede desconcertar al público de La 1. Un concurso musical que busca grandes audiencias no debe inspirarse en Un principe para Corina a medio gas. Además, en el estreno, no se entendió la clave optimista que diferencia a este formato frente a otros talents show: es un programa en positivo, en el que hasta las eliminaciones son alegres. Se consigue a través de un público que dice 'adiós' a los participantes cantando, con mucha guasa, míticas canciones de despedida. Hasta luego cocodrilo. Chuchua Chuchua.

Otro de los problemas es que la orquesta debería parar de tocar de forma más radical para, así, dejar en mayor evidencia al concursante. Los músicos van abandonando sus instrumentos tan paulatinamente que se diluye el efecto televisivo de dejar huérfano al cantante sobre el escenario hasta obligarlo a seguir interpretando su tema con solamente un ruinoso ruido de trompeta. La ejecución debería ser más radical, con todos los maestros dejando de tocar de golpe para generar más efectismo entre la audiencia. En definitiva, jugar al todo o nada.

Esta mecánica del programa de ayer dura cuatro semanas, después el espacio pretende evolucionar hacia otro tipo de pruebas, más gamberras, donde los concursantes deberán demostrar que son unos showmans tan completos que pueden con cualquier tipo de adversidad. Y ahí seguirá el jurado que funciona: Roser (PopStars, todo por un sueño. Uo.) complementa a dos maestros del instinto televisivo, María del Monte y Javier Gurruchaga. También continuará la orquesta, sus veredictos y salidas de tono son la gran revelación del show.

Uno de los Nuestros ya ha sembrado la base del primer programa. Lo ha hecho alcanzando un buen share en un horario complicado, pues en los sábados noche TVE ya no contaba con audiencia fidelizada. Lejos quedaban los tiempos del furor por Pepa y Avelino y aquellos desfiles de las grandiosas fiestas de José Luis Moreno. Ahora a este talent sólo le queda crecer para que no pierda espectadores tras la expectación del estreno. No será complicado, ya que este tipo de formatos son de los que con el rodaje mejoran y avanzan hacia el espectáculo más espontáneo, que no tiene complejos a la hora de disfrutar las verbenas que tanto triunfan por los pueblos y barrios de esta España nuestra.

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