¿La piratería puede ser positiva para las series de televisión?

¿La piratería puede ser una buena aliada para las series de televisión? Parece una pregunta contradictoria, pero para el creador de Breaking Bad, Vince Gilligan, las descargas ilegales han potenciado el éxito de su ficción hasta convertirse en una multimillonaria campaña de publicidad que les ha salido gratis.

De hecho, en solo medio día, el capítulo final de Breaking Bad fue pirateado en más de 500.000 ocasiones. Y las series se realizan para ser vistas por el mayor público posible. Por tanto, se podría decir que Internet ha democratizado el consumo de ficciones internacionales y las ha dotado de mayor popularidad.

En ese sentido, el CEO de Time Warner, Jeff Bewkes, ha sentenciado en alguna que otra ocasión que "las altas tasas de piratería de Juego de tronos son mejores que un premio Emmy". Todo un atrevimiento para un mandamás de una compañía de estas características. Incluso el autor de la saga, George R. R. Marti, considera un "cumplido" que la producción basada en sus novelas sea la más pirateada del mundo.

Probablemente, la expectación por Breaking Bad, Juego de tronos, American Horror Story o Homeland, entre tantas otras, se ha multiplicado gracias al la posibilidad de verlas con solamente un clic y sin necesidad de esperar a que la emita la cadena de turno del país de turno. Y, encima, "a la carta", sin tener que esperar las enrevesadas políticas de programación de los canales tradicionales.

No obstante, la 'ley' del todogratis se olvida que este tipo de ficciones cuestan millones de dólares. Y ahí Gilligan reconoce que sus equipos podrían haber ganado mucho más dinero sin piratería. La ventaja: estas producciones están dentro de la industria norteamericana, que cuenta con un competitivo mercado publicitario, un sólido tejido audiovisual, unas plataformas de cable fuertes y, además, logra cuantiosos ingresos por las ventas internacionales. Este factor sirve como mullido colchón de seguridad para las series made in USA.

AUDIENCIA SIN PACIENCIA

Las cadenas de televisión deben encontrar el equilibrio para utilizar la red como un trampolín que no engulla la rentabilidad de sus productos. Ahí está la peliaguda dificultad de un panorama completamente nuevo, que no se parece a ningún contexto anterior.

En nuestro territorio, las cadenas temáticas ya están haciendo un esfuerzo para emitir las series importadas cuanto antes, apenas unos días (a veces unas horas) después de su emisión en el país de origen. Porque la velocidad es clave en este mundo globalizado cada vez más impaciente, donde las nuevas generaciones no entienden que tengan que esperar siquiera lo que dura una pausa publicitaria.

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