OPINION

¿Por qué las series y los programas empiezan y terminan tan tarde?

jesus vazquez la voz
jesus vazquez la voz

¿Las cadenas no cuidan al espectador?

Hubo un tiempo en el que las grandes apuestas de nuestras cadenas comenzaban a las nueve de la noche. Ahora parece inimaginable. Con el paso de los años, las televisiones nacionales han ido retrasando sus prime time hasta olvidar que la mayoría de los espectadores madrugan al día siguiente, pues tienen responsabilidades laborales.

Si repasamos la parrilla de TVE de hace dos décadas, nos encontramos que los espacios eran más cortos que en la actualidad y que las franjas horarias estaban más definidas. Los informativos estructuraban una parrilla con claridad. Incluso hubo un tiempo en que los Telediarios arrancaban a las 8.30 de la tarde. A las 9 de la noche ya se daba el pistoletazo de salida al horario de máxima audiencia. Como nuestros vecinos europeos, la televisión en España no era tan trasnochadora.

Formatos, como el Un, dos, tres, no duraban más de dos horas y telecomedias como Farmacia de Guardia cuadraban los 30 minutos. En cambio, estas dos producciones, emitidas hoy, hubieran tenido que eternizarse hasta bien entrada la noche. ¿Por qué hacen esto nuestras televisiones?

Con la llegada del nuevo milenio, aterrizaron en la tele macroformatos como Gran Hermano, Operación Triunfo y otros shows espectaculares. Sin embargo, rentabilizar saraos de tales dimensiones en el mercado español suponía que los canales debían ampliar su duración. Y mucho. No había otra opción. Así llegaron las galas maratonianas.

Pero, tras el final del exitoso Crónicas Marcianas, el problema de la duración se acrecentó. De hecho, las cadenas forzaron más la hora de irse a la cama del espectador. Lo hicieron para ser más competitivas económicamente.

Llegaba la crisis y moría el programa de late night (Crónicas, Buenafuente, Esta noche cruzamos el Mississippi...), ya que las televisiones no lograban llenar de publicidad de calidad las últimas horas de la noche.

Solución más sencilla a este problema: prolongar la serie y el programa de turno a altas horas y retrasar su comienzo en emisión hasta, en algunos casos, casi las 11 de la noche. El late se convertía en prime time. Y nos lo creíamos.

De esta forma, los programas 'teloneros' del horario de máxima audiencia, lo que se denominan access, vieron como su tiempo de emisión crecía. Camera Café, Escenas de Matrimonio o El Hormiguero son ejemplo de ello. De hecho, el programa de Pablo Motos termina a las 22.30, una hora en la que muchos espectadores deberían estar ya camino de la cama.

¿QUÉ LOGRAN LAS CADENAS CON ESTA TÁCTICA?

Con esta estrategia, las cadenas de televisión consiguen dos objetivos: llenan el late night con el mismo producto a mismo coste  y, además, amplifican el share de su programa estrella, al alargarse la emisión de este contenido a franjas donde hay menos competencia, como sucede con La Voz o Tu cara me suena. Este es el truco del almendruco: así parece que el programa cosecha más éxito del que en realidad tiene, pues su cuota de pantalla sube, al no existir grandes rivales al filo de la 1 de la madrugada.

Otra ventaja es que, con este escenario, pueden incorporar un corte de publicidad más que se vende a precio de prime time, aunque se produce después de las doce de la noche.

¿EMPIEZA EL CAMBIO?

En los años gloriosos de Crónicas Marcianas, Sardá daba la bienvenida a los espectadores, en la mayoría de los días, a las doce menos cuarto de la noche. A esa hora ya había terminado la gran apuesta del canal. Ahora hay que esperar casi dos horas más para ver el desenlace de los espacios de éxito. Y los más adictos a la tele van con ojeras al trabajo, claro.

Pero empezamos a tener indicios de cambio, Buenafuente regresa a La Sexta y Jordi González perfila también su vuelta con un late night fijo a Telecinco, tras la buena acogida de los especiales de Niños Robados. ¿Hay señales de que puede existir un repunte publicitario en esa franja o las cadenas se empiezan a dar cuenta de que dilatar sus grandes apuestas puede ser, al final, contraproducente?

En cualquier caso, todavía nos queda un largo recorrido para que la televisión concilie más sus horarios en un país como España, donde los hábitos de consumo también están cargados de peculiaridades noctámbulas. Eso sí, al final, en eso de hacer a la audiencia trasnochar, las cadenas siempre podrán dejar caer que todo fue culpa de la crisis.

Y ADEMÁS...

Fortalezas y debilidades del regreso de Buenafuente

¿Infravaloran nuestras cadenas de televisión el poder de Youtube?

¿La audiencia de televisión se puede medir a través de Twitter?

Razones por las que no podríamos hacer ‘Juego de Tronos’ en España

¿Qué ingrediente le falta a los programas de televisión de hoy?

¿Cómo debería ser la TVE que soñamos en el futuro?

Mostrar comentarios