OPINION

¿Tienen sentido las televisiones autonómicas en la actualidad?

television valenciana cierre
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Los abusos que han sufrido las televisiones autonómicas han propiciado que algunos sectores de la población se congratulen por su cierre. La primera cadena en caer está siendo el Canal 9, la Generalitat Valenciana apaga su emisora de cabecera para no readmitir a los trabajadores del masivo ERE, que ha declarado nulo la Justicia. Aunque, también, el gobierno de Fabra ya se estaba percatando de que su instrumento ideológico no le daba los réditos de antes, pues sus datos de audiencia eran mínimos.

Con las nuevas ventanas de información, la proliferación de canales y, sobre todo, la censura informativa, las autonómicas han sufrido una debacle en su seguimiento. El motivo: los espectadores dejaron de sentir estas cadenas cercanas y cómplices. Y esta era su principal función.

Telemadrid, Canal Sur o Canal 9 son el ejemplo de que fueron un rentable éxito cuando los ciudadanos las sentían en la calle. Estaban en el día a día de los acontecimientos de las ciudades, barrios y pueblos. Estaban a su lado. Sin embargo, los intereses de algunos gobernantes dieron un giro a los contenidos de determinadas autonómicas: las alejaron del pueblo y las centraron en el lejano mensaje político de rueda de prensa. La audiencia perdió el interés en su canal de proximidad, porque ya no era de proximidad.

Los directivos de las autonómicas olvidaron su función de servicio público al mismo tiempo que sobredimensionaron las plantillas y potenciaron el derroche económico de estas cadenas. De esta forma, se creó una percepción de emisoras mastodónticas que no sirven para nada más que para vaciar las arcas públicas.

Pero esta percepción es falsa. 'No voy a cerrar un colegio o un hospital para mantener RTVV', dijo Fabra para justificar el cierre de Canal 9. La demagogia abunda. Una televisión, bien utilizada, puede tener la misma capacidad formativa que una escuela. Evidentemente, son otros intereses los que están detrás del cierre de la Radio Televisión Valenciana. No obstante, es curioso como los que más utilizaron a su favor las cadenas públicas son ahora los que más parecen menospreciar la capacidad de la televisión.

Y es que las cadenas autonómicas sí pueden ser un gran instrumento como motor cultural, divulgativo y formativo de una sociedad tan rica y diversa a nivel regional. Es un hecho que la información más cercana es la que más interesa al espectador, pero también estos canales pueden ser un servicio público que siembre una sociedad más creativa, más emprendedora, más sabia y, en definitiva, más libre.

Las televisiones públicas son engranajes que bien utilizados pueden hacer un país más sólido, pues en su ADN debería estar producir espacios útiles para el espectador que no se dan desde una frecuencia privada. No obstante, la mayoría sólo quisieron ser una mala réplica de grandes cadenas privadas nacionales, con algunas píldoras de visión regional. Así eran y son insostenibles.

El futuro de este tipo de canales pasa por estructuras empresariales muy reducidas, que podría basarse en las estaciones de tele local norteamericanas, y con unos contenidos en los que la sociedad se pueda sentir, de verdad, reflejada para potenciar su crecimiento, aprendizaje y riqueza, para ser más consciente de su tiempo... y de su futuro.

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