OPINION

'Se enciende la noche', otro programa sin concepto definido

SE ENCIENDE LA NOCHE TELECINCO
SE ENCIENDE LA NOCHE TELECINCO

Jordi González es el presentador de este nuevo programa de Telecinco que, en su estreno,  sólo logró un 10,7% de share y fue superado en audiencia por Buenafuente  (14.4%).

Tras años sin formatos ideados para la medianoche, Buenafuente se estrenó 'En el aire' este lunes con éxito. Pero sólo ha bastado un día para que le saliera competencia. Y es que ayer Telecinco lanzó Se enciende la noche.

Se trata de un programa presentado por Jordi González que ha sido creado después de los buenos resultados de los especiales sobre Niños Robados, espacios programados para complementar la emisión de la tvmovie y que intentaron reunir, mediante pruebas de ADN, a familias separadas.

En su primera edición, Se enciende la noche no ha cumplido las expectativas ni ha recuperado la esencia de  los shows golfos, más gamberros y descarados, que tanto ansía una parte de la audiencia noctámbula y que ya presentó con fuerza el propio Jordi González en la franja nocturna, como Vitamina N (en la catalana City TV) o TNT en Telecinco.

Al contrario, Se enciende la noche se ha presentado como un contenedor donde parece caber de todo y de cualquier forma. Esto puede ser, al mismo tiempo, una virtud y un defecto.

De hecho, en el estreno, el programa fusionó, bajo el mismo nombre, un caso al estilo de Hermano Mayor, una actuación musical de Carlos Baute que parecía de La Quinta Marcha, el análisis del caso de la niña Asunta, un cómico rescatado del Así nos va (La Sexta) de Florentino Fernández, un invitado de Mujeres, hombres y viceversa o una mesa de debate con vídeos virales de Internet que llegan demasiado tarde a la televisión, entre otros temas. Menudo batiburrillo.

Por suerte, al frente del show, estaba el carismático dominio del plató de Jordi González, que supo liderar un formato que aún tiene que encontrar su verdadera razón de ser. Un estreno en la estela de la tónica habitual de los nuevos programas que están aterrizando estos días en nuestras cadenas, donde la personalidad más genuina brilla por su ausencia y mandan caóticas ideas un tanto improvisadas, imitadoras de éxitos de tiempos pasados, a las que no les vendría nada mal una vuelta de tuerca.

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