Hoy los norteamericanos celebran su día de Acción de Gracias. Esta tradición ha quedado marcada en nuestro imaginario colectivo gracias a las grandes series de televisión de Estados Unidos. Entre ellas, la mítica sit com Friends, ficción en la que era habitual ver a sus personajes con el pavo a cuestas.
Ya los chicos de Friends no celebran acción de gracias. Y su audiencia echa de menos aquellos capítulos especiales. Quizá, por eso mismo, aún se sigue especulando con que el próximo año podrían reunirse en esta fecha tan señalada en forma de un episodio especial. De esta forma, celebrarían el décimo aniversario de su emocionante episodio final, que se emitió en 2004, tras diez años de emisión.
Desde su final, siempre han sido muchos los rumores que especulaban o añoraban con un regreso puntual de una de las mejores telecomedias de la historia. Pero la co-creadora de la ficción, Marta Kauffman, ya zanjó en su momento las especulaciones y sentenció que Friends tendrá una secuela en 2014, ni en cine ni en televisión.. ni en un musical de Broadway.
Hasta la propia Jennifer Aniston ya dejó caer hace tiempo que le encantaría un capítulo especial de Friends, pero ironizó con que si esperaban demasiado iba a ser una versión en un centro de la tercera edad. Así que… ¿mejor no malograr el recuerdo?
Nunca existirá otra sit com como Friends. En pocas series pasaron tantas cosas en estado de gracia en sólo veinte minutos. Por eso nos gusta tanto ver una y otra vez sus aventuras en reposiciones constantes (ahora en Factoría de Ficción a partir de las 8 de la mañana). Aunque quizá no sería mentalmente sano encontrar, repentinamente, a estos personajes sufriendo el vértigo de reaparecer diez años después con todas sus vidas y físicos trastocados.
Lo mejor será que cada espectador imagine a su antojo las vidas de Rachel Green, Ross Geller, Chandler Bing, Joey Tribbiani, Monica Geller y Phoebe Buffay en la actualidad. Ese es el poder de los finales que terminan en alto en la televisión, poder seguir imaginando. Reconfortándonos con un desenlace a la carta a tono con nuestras expectativas.
Y, mientras, en la retina de nuestra memoria, quedarnos con aquella primera vez que conocimos a Ross siendo abandonado por su embarazada esposa lesbiana y a Rachel entrando en el bar Central Perk vestida de novia e histérica tras haber plantado a su novio Barry en el altar.
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