El brusco apagón de Canal 9 logró récord de audiencia de la emisora en los últimos años: un elevado 36 por ciento de share, seguido por 110.000 valencianos a través de la TDT. No hubo posibilidad de despedida o de un simple adiós de los trabajadores, la improvisada imagen final mostró al periodista Gener Martí, rodeado de policías, preguntándose que estaba ocurriendo. En ese instante, se arrancó con frialdad el cable que propició la muerte de la autonómica.
Las últimas 12 horas de emisión de Canal 9, en directo y sin cortes, alcanzaron un alto 22, 7 por ciento de share. 27, 6 por ciento de cuota si se suma el seguimiento de Nou (la frecuencia tradicional) y Nou 24 (el temático todonoticias). En este programa especial, que intentaba frenar el apagón y proteger la esencia de la televisión pública, se dio voz a las víctimas de la censura informativa a la que había estado sometido el canal.
De hecho, sobre las 9 de la mañana apareció en las instalaciones de la Radiotelevisión Valenciana Beatriz Garrote, presidenta de la silenciada Asociación de Víctimas del Metro. Su entrada, con la primera luz de la mañana iluminando el gran arco que forma el edificio de Canal 9, fue una imagen épica (y metafórica) para la historia. Parecía un giro dramático escrito en un guion perfecto.
Y justo a las 9:15h, de la mañana, la audiencia de la malograda autonómica se disparó. Lo hizo hasta alcanzar un colosal 49 por ciento por ciento de share. Medios internacionales conectaban en directo. El Gobierno valenciano terminaba con el canal que, en gran parte de su vida, relegó su función de servicio público cercano para transformarse en una herramienta de propaganda de los intereses partidarios de los mismos dirigentes que ahora lo cierran.
Este desprestigio hundió los resultados de audiencia de la Radiotelevisión Valenciana. Sólo las series cosechaban un rendimiento de público superior. En cambio, en su ocaso de emisiones, Canal 9 obtuvo elevados datos de share, que recordaban a olvidadas épocas doradas de esta autonómica. Mientras tanto, el nerviosismo tomaba al Gobierno de Fabra, pues veía como salían a la luz todos los trapos sucios que desvelaban la nefasta gestión de la televisión autonómica. Nefasta gestión que ha terminado en una nefasta clausura, tan arrogante como abrupta.
Canal 9 murió, pero murió siendo un incómodo líder de audiencia.
LA CRÓNICA
Cierre Canal 9: el último fotograma de una noche berlanguiana
EL ANÁLISIS
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