OPINION

Llega 'MasterChef Junior', ¿debe TVE utilizar niños en una competición de prime time?

MasterChef Junior TVE
MasterChef Junior TVE

Con la Navidad, aterriza en La 1 la secuela en miniatura del exitoso talent show culinario de TVE. Se trata de MasterChef Junior que, durante cuatro programas (el lunes 23, miércoles 25, lunes 30 y lunes 6), enfrentará a 16 niños, de 8 a 12 años, a pruebas que "tendrán el mismo nivel de exigencia que los retos del programa original", según anuncia el comunicado de prensa de Televisión Española.

Eso sí, este formato primará más la divulgación y el aprendizaje que en la versión adulta. De hecho, el restaurante, que estaba instalado en el plató, ha sido sustituido por un 'escaparate' (¿homenaje a El precio Justo?), un nuevo espacio que servirá para presentar algunos instantes del programa con decorados tematizados. En este set, los concursantes aprenderán sobre los alimentos y cómo elaborar menús saludables.

Los niños vuelven al prime time. Y lo hacen jugando en una competición que busca un ganador que se embolsará 12.000 euros. Un proyecto que choca con las medidas tomadas por Televisión Española hace sólo unos años, en 2007, cuando la dirección, bajo el mandato de Javier Pons, decidió no participar en Eurojunior al fomentar valores que no compartía la cadena pública.

De esta forma, TVE canceló su paso por el Eurovisión infantil a pesar de que era un filón de audiencias y, también, de éxitos, pues fuimos los primeros con María Isabel, la niña que prefería estar 'antes muerta que sencilla'.

¿Es ético que TVE utilice la imagen de menores para encontrar la audiencia de prime time? Los niños siempre han sido protagonistas intrínsecos de nuestra televisión. Qué sería de nosotros sin el scalextric gigante de Cajón desastre, con el inigualable silbido de Miriam Díaz Aroca, sin las yinkanas de Megatrix en el acuapark, sin los regalos que se llevaban los pequeños participantes en los Un, dos tres navideño… Aunque estos formatos siempre reunían un elemento en común: eran un juego de niños. Una aparición puntual en un programa de turno, donde los chavales se divertían con la televisión más constructiva.

No obstante, el problema es cuando esa participación se dilata en el tiempo, desvirtúa valores por la fulminante popularidad y sumerge al menor en la tensión de un concurso de horario de máxima audiencia donde, inevitablemente, se persigue la codicia del éxito por encima de todas las cosas. Aunque, por supuesto, MasterChef Junior será una secuela dulcificada. Sin embargo, no dejará de ser un concurso de televisión con un jurado que eligirá un triunfador sobre los demás.

Nos fuimos de Eurojunior porque, según Pons, en este tipo de competiciones es fácil “cruzar rayas peligrosas”. Por eso mismo, La 1 tampoco apostó por una edición infantil de Lluvia de estrellas. La cadena pública prefirió invertir en espacios, como el Pizzicato, que fomentan el lado artístico lejos de los bandazos de la audiencias y de la efímera fama.

Pero, ahora, TVE vuelve a creer en los niños como ingrediente clave del sarao. Aquí no cantarán la perturbadora letra de “el pintalabios, toque de rímel; moldeador como una artista de cine; peluquería, crema hidratante. Y maquillaje que es belleza al instante“, aquí los minichefs cocinarán entre fogones y frente a un insaciable jurado.

Aunque esperemos que lo hagan sin el peligro de los fuegos, las sensiblerías y los cuchillos. Y parece que el equipo de la productora del formato, Shine, ha sabido valorar eso: un MasterChef Junior donde predomine la divulgación que, de forma entretenida, cree en el talento de las nuevas generaciones por encima del competitivo giro dramático que sólo busca las audiencias millonarias devoradoras de juguetes rotos.

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