OPINION

Los diez grandes fracasos de la televisión en 2013

anna-simon por arte de magia
anna-simon por arte de magia

La televisión se construye con aciertos y fallos. Y es que, aunque 2013 no ha sido un mal año para nuestras cadenas de televisión, hay una larga lista de fracasos.

Analizamos diez programas que no conquistaron el share. Lo hacemos buscando algunas de las causas que quizá ayudaron en su cancelación. Al final, siempre se aprende de los errores. O, mejor dicho, casi siempre se aprende de los errores.

LA NOCHE DE JOSÉ MOTA (TELECINCO)

No era la primera vez que un humorista de éxito en TVE se mudaba a Telecinco sin lograr los objetivos de audiencias. José Mota repetía la historia de Los Morancos. Y es que su programa no casaba con la identidad de marca de la cadena principal de Mediaset. Menos aún, cuando no se logró trasladar al público de canal, pues su programa fue emitido en un competitivo jueves (contra Cuéntame) y no muy temprano. Resultado: la legión infantil de fans de Mota (que arrastraban al resto de la familia) no siguieron las aventuras, algo repetitivas, de la abuela del Visillo en la cadena de Paolo Vasile. Al día siguiente, tenían cole. Y el público fiel de Telecinco prefería polígrafos.

TU OPORTUNIDAD (LA 1)

¿Un talent show constructivo con emprendedores? Parecía buena idea. La 1 versionó Dragon’s Den, donde 50 emprendedores daban a conocer su proyecto a cinco empresarios e inversores de renombre. Como los coaches de La Voz, pero con dinero. Aquí no existían sillas giratorias. En su lugar, los aspirantes debían saber vender su producto, en tres minutos, de la forma más creativa y convincente para que alguno de los miembros del jurado decidiera invertir en la propuesta. Sin embargo, era muy dificil empatizar desde casa con los jueves. Y es que desprendían una chulería intrínseca de empresario con mucha pasta (y pocos escrúpulos) que no funcionaba en la cercanía que debe tener un programa de televisión. En tiempos de crisis, la competitividad de esta especie de dinosaurios de la economía jugó en contra del show. La televisión pública debe fomentar la explicación constructiva del trabajo en equipo por encima de la competitividad trepa. 

POR ARTE DE MAGIA (ANTENA 3)

En tiempos en los que la magia callejera triunfa en televisión gracias a la realidad que transmiten los docushows, Por Arte de Magia pretendió una interesante propuesta de talent con famosos aspirantes a magos. Sin embargo, el resultado evidenciaba demasiado los cortes de edición. Y en un show de magia que se noten los trucos del montaje televisivo es una grave contradicción. Además, todo parecía demasiado previsible. Tampoco ayudó la oscuridad del plató y los meses que tardó en estrenarse. De hecho, los chistes de su presentadora, Anna Simon, estaban desactualizados. La magia es sorpresa, y este programa parecía ya visto antes.

EL DON DE ALBA (TELECINCO)

El remake ibérico de Entre Fantasmas, producido por The Walt Disney y protagonizado por Patricia Montero y Martiño Rivas, no interesó probablemente porque era una serie que se creía más lista que el espectador. Y el espectador no es tonto. Los guiones en busca de la emoción fácil cantaban demasiado, los efectos especiales parecían de culebrón infantil y las tramas ñoñas no eran aptas para un prime time adulto de 2013. La audiencia huyó.

TENEMOS QUE HABLAR (LA 1)

Lejos de innovar, TVE prefirió confiar su maltrecha tarde en el estereotipo de los programas de testimonios que triunfaron en los noventa. Para este regreso en el tiempo, los responsables de Televisión Española eligieron a la mejor maestra de ceremonias: Ana García Lozano, que arrasó en Telemadrid con El Programa de Ana y, más tarde, en Telecinco con Ana. A pesar del carisma de García Lozano el espacio fue un fiasco por anticuado. Los testimonios estaban requetevistos, el decorado era incómodo de ver y el formato no supo actualizarse. Ni utilizó las nuevas tecnologías, ni desprendía ritmo. De hecho, el programa parecía incluso más arcaico que los mismos espacios de la propia presentadora en los noventa. Hasta el público en plató parecía dormido.

FAMILIA (TELECINCO)

Familia, con Alexandra Jiménez al frente, intentó recuperar el éxito estratosférico de las míticas Médico de Familia y Los Serrano. Y desde Telecinco no lo ocultaron. De hecho, intentaron reproducir la fórmula infalible de este tipo de ficciones para captar al público generalista más amplio, pero no se percataron de que la audiencia evoluciona y, hoy por hoy, busca un poco más de riesgo en las producciones de ficción. Familia es de estos estrenos que parecían ya vistos antes y, encima, se notaban todos los resortes artificiales para engatusar a los espectadores. Terminó. Sin embargo, la cadena encargó la escritura de más capítulos. Este sorprendente pedido se comunicó a bombo y platillo a través de un comunicado de prensa , suponemos que para maquillar el fracaso,  pero Familia nunca volverá.

EL NÚMERO UNO (ANTENA 3)

Tras los buenos resultados de su primera temporada, muy por encima de la media de Antena 3, los responsables de Atresmedia solicitaron una edición exprés del formato a la productora Gestmusic. Dicho y hecho. El Número Uno alcanzó una excelente factura visual y nos descubrió un artista que promete una vertiginosa trayectoria (Raúl Gómez, que ganó), pero también denotó que este talent show no tenía un formato con una definición clara y se comenzó un peligroso viaje hacía la emotiva historia (de a "superación") que hay detrás de los concursantes. Esto desvirtuaba la esencia de un programa que, encima, fue programado en los viernes de la primavera. Justo cuando el público objetivo de estos shows está en la calle disfrutando del buen tiempo...

GENERACIÓN ROCK (LA 1)

Era un buen programa, pero todo lo que sucedió en él era de manual televisivo básico. Y ese fue su principal problema: faltó sorpresa y evolución real de los participantes. Los abuelos emocionaban, aunque casi no vivieron tramas que nos dejaran pegados a la pantalla más allá de sus risueñas salidas de tono. Constantes problemas con la pronunciación del inglés, piques de egos, la grabación de un vídeoclip, un viaje a Londres a lo Paco Martínez Soria… Generación Rock quizá llegó tarde a nuestra televisión nacional, pues en muchos programas fueron un déjà vu: de nuevo, parecía que lo que sucedía ya lo habíamos visto antes.

I LOVE TAMARA (COSMO)

La vida de Tamara Falcó no tenía interés televisivo. Y su reality lo demostró. Primero porque la hija de Isabel Preysler no realiza actividades cotidianas que sean interesantes a nivel televisivo más allá de comprarse caprichos, segundo nunca entró de verdad al juego del show, como sí hicieron Alaska y Mario al mostrar sus filias y sus fobias. Sin embargo, este programa se quedó en un publireportaje de la revista Hola donde todo era maravilloso. No sucedía nada en cada capítulo y cada movimiento se delataba forzado y artificial. El público no conectó con este panfleto del colorín más rosa de una vida tan superficial que no sirve ni para programa aspiracional de estilo de vida.

ESPOSADOS (TELECINCO)

José Luis Moreno intentó reproducir el éxito de sus Escenas de Matrimonio en Telecinco. Lo hizo con la fórmula de sitcom americana de grabar con público de cuerpo presente en plató e incorporando insertos de sus carcajadas. La Terremoto de Alcorcón o Charo Reina fueron algunos de los actores elegidos para los nuevos dormitorios. También Anabel Alonso o Santiago Segura participaron con monólogos. Porque también había monólogos. Además, participaron personajes del mundo del corazón. Un batiburrillo de ideas con unos guiones tan obsoletos como cutres y rancios, inemitibles en prime time. Pero se emitieron...

OTROS PROGRAMAS QUE PASARON SIN PENA, NI GLORIA

Money Time (Cuatro), bajo la producción de Risto y presentado por Luján Argüelles, intentó reinventar la fórmula del concurso vespertino. Pero su dinámica pasó desapercibida en el horario de tarde. Tampoco funcionó Letris (La 1) con Carlos Latre, Gran Reserva, el origen (La 1) o el concurso Negocia como puedas (Cuatro) que fue un buen heredero de la esencia de Lo sabe, no lo sabe (Cuatro), la última cancelación de 2013.

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