OPINION

'Zapeando': los aciertos y errores del programa sobre tele de La Sexta

ANA MORGADE ZAPEANDO
ANA MORGADE ZAPEANDO

El espacio se ha renovado para intentar subir su maltrecho share.

Zapeando llegó para ser una alternativa desde las tardes de La Sexta. Un programa de tele que hablaba de tele. Reto difícil, pues la cadena verde es arte y parte del negocio dentro del grupo Atresmedia (Antena 3-LaSexta).

El día de su estreno, el formato decepcionó: faltó análisis televisivo y sobraron manoseados vídeos de Youtube. Aunque Zapeando ha demostrado que se puede aprender de errores e ir creciendo con el rodaje hacia un programa que se hace divertido e interesante, sobre todo si te gusta la tele.

Y es que sólo había dos fórmulas de hacer Zapeando para que tuviera éxito: atreverse a realizar una versión televisiva de la aireada tertulia de Punto Pelota con apasionados contertulios que 'se hacen' los expertos en televisión o reinventar la receta de Sé lo que hicisteis a través de rostros más populares y críticas más en positivo.

La primera opción era complicada de desarrollar a nivel práctico. Así que, al final, se optó por un híbrido entre ambas fórmulas que no funcionó, pues faltó verdad a la hora de mojarse en los quehaceres de la programación televisivia. Y en el análisis sobre tele o te mojas, o te esfumas.

Pero Zapeando ha ido creciendo durante las semanas. En el plató del programa han desaparecido los sofás y ha aparecido una mesa que organiza mejor a todos los implicados en el show. También han desaparecido colaboradores como Santi Villas o Mar Vega (pobres) y ha aparecido un guion. Y aquí está el gran acierto: ¡el guion! 

El guion es clave en este tipo de show para marcar pautas (y surrealistas giros dramáticos) que estructuren el programa y marquen el interés del espectador. Con un buen guion que arriesgue en ideas, la improvisación ya viene después rodada en el directo. Y en eso Zapeando ha sabido coger el pulso. Más aún, con la incorporación de una brillante y rápida de reflejos Ana Morgade, que ya es prácticamente la copresentadora, y de un ácido Manu Sánchez.

Estas dos incorporaciones han impulsado una mesa, moderada por Frank Blanco, en la que también destaca la complicidad con el espectador que desprende Quique Peinado y el control absoluto de los engranajes catódicos de Miki Nadal.

El programa, por tanto, está encontrando su hueco en contenidos, convirtiéndose en un espacio que se está cocinando como un interesante, constructivo y ameno repaso a la actualidad televisiva, incluso descubriendo al espectador delirantes momentos que se pierden en el caos de canales del mando a distancia. Ahora sólo falta que la audiencia sepa que existe el formato y La Sexta pueda aguantarlo más tiempo en parrilla, para que siga creciendo. Y es que Zapeando ya no hace honor a su nombre, verlo ya no invita al zapping.

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